Marqués de Tamarón || Santiago de Mora Figueroa Marqués de Tamarón: ¿Todo está lleno de dioses?

domingo, 26 de octubre de 2008

¿Todo está lleno de dioses?

Este heroico oficial de artillería austríaco y millonario judío, filósofo abstruso, admirador de Nietzsche y jardinero de los monjes agustinos, ingeniero aeronáutico y enemigo de la ciencia moderna, ese perpetuo rehén de la izquierda bienpensante llamado Ludwig Wittgenstein, debía de tener un día muy poco izquierdista --como casi todos los de su vida-- cuando escribió esto, pensé al descubrir una nota suya de 1938, incluida en su libro Cultura y Valor. Wittgenstein citaba un poema de Longfellow --en inglés y de memoria, pues se equivoca en la palabra crucial-- cuyo último verso dice "pues los dioses ven por doquier", y añade "esto podría servirme de lema". Ahora bien, ocurre que Wittgenstein se confunde --felix culpa-- pues cita "for the gods are everywhere", con lo que convierte en pietas lo que en el texto original era miedo y eleva el verso de consejo cauteloso a norma de vida.

Claro que el error de Wittgenstein quizá se debiese a un eco de Tales de Mileto, como me apuntó Javier Gomá. Tales opinaba que "todas las cosas están llenas de dioses". El aforismo puede entenderse como un enunciado animista, como una visión protocientífica de las fuerzas naturales o como una forma politeísta del panteísmo, según un reciente ensayo, que encontré en Internet (también allí hay dioses, aunque menores), de Frost-Arnold. Éste se inclina, convincentemente, por una cuarta interpretación de las palabras de Tales: la literalidad del aforismo, no muy lejana de la visión arcaica de Homero o Hesíodo. Me agrada pensar que Wittgenstein no hubiese estado en desacuerdo con una exégesis tan próxima a su divisa. Y que el filósofo más austero haya escogido un lema tan espléndido, violando, para colmo, su propio apotegma del Tractatus que prohibe hablar de lo inefable.

Cualquiera que lea la muerte y el entierro de Wittgenstein, aun contados por el descreído Monk, sentirá emoción, como al leer las últimas notas recogida en Cultura y Valor, un mes antes de su muerte, en las que habla de su juicio por Dios, y del diablo. Pero ya para entonces se refiere a cada uno de ellos en singular. En fin, otros siguen hasta lo último viendo o queriendo ver una variedad de epifanías. Van desde hierofanías mínimas, aunque siempre misteriosas, hasta grandiosas teofanías. Se manifiestan mediante rompimientos de gloria, desgarros de las nubes por la luz. Ningún clásico --antiguo o moderno-- carece de destellos así. Y es que ningún clásico, salvo Protágoras el sofista, cree que el hombre sea la medida de todas las cosas, gracias a Dios. O a los dioses.


¿Todo está lleno de dioses?

por el Marqués de Tamarón

ABC D las Letras, 5 de Mayo, 2007


(c) Marqués de Tamarón, 2008

6 comentarios:

  1. Alguien me dijo un buen día: "Que los dioses sean inventados nada prueba contra su existencia"

    Maximator

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  2. Claro, como que inventar viene etimológicamente de invenire, que quiere decir encontrar. "No me buscarías si no me hubieses encontrado ya", escribió Pascal.

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  3. "Deus est id totum quod vides et id totum quod non vides", escribía Miguel Servet. Y también, "Ipse est pars nostra et pars spiritus nostri."
    ¿Por qué esta proposición es herética y no lo es la de los Hechos de los Apóstoles, que a diario dicen los sacerdotes cuando celebran misa : "In ipso enim vivimus et movemur et sumus"?
    Alain Danielou, hinduista francés, escribió que no puede hacerse nadie idea del cristianismo tal como lo vive un campesino de los Abruzzos o una aldeana bretona leyendo las obras de San Agustín o los estudios de su hermano, el cardenal Jean Daniélou. Seguramente pensaba algo parecido el aragonés Miguel Servet, cuando era conducido al suplicio en colina de Champel.

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  4. Wittgenstein tuvo demasiadas contradicciones en su vida y en su obra para poder discutir algún pedazo de coherencia en las mismas.

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  5. "Das Schöne ist eben das, was glücklich macht" (TB 21.10.16),
    no es incompatible con "Die Welt des Glücklichen ist eine andere als die des Unglücklichen".

    Wittgenstein sabía lo que decía con ambas frases. Su biografía lo demuestra, y sin ella no hubiese podido pensarlas. Como Nietzsche, no rehuía la contradicción. Como Nietzsche , tuvo una relación difícil con los dioses de la felicidad. Pero éstos, que como los de la belleza no triunfan en todas partes , le inspiraron el "Ethik und Ästhetik sind Eins" (T, 6.421)

    Catón

    P.S. (sobre los comentarios 1 y 2) En alemán, "finden" es "buscar", y "erfinden", "inventar".

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