Marqués de Tamarón || Santiago de Mora Figueroa Marqués de Tamarón: junio 2012

viernes, 8 de junio de 2012

Botones de muestra (IX)




Sobre Todo Nada es, desde el título del libro hasta el último poema, un cúmulo (¿o un túmulo?) perfecto de todas las formas imaginables del humor negro en su variedad poética y aforística. Prefiero, para dar una idea de su forma y contenido, empezar citando la primera parte de uno de sus poemas:
                          
                           HUMOR 
                                 I 
Lo tengo, 
Es el único de los órganos vitales que me resta, 
Estoy considerando donarlo para cuando esto termine. 

Me falta el valor, 
Hace tiempo perdí la esperanza, 
Ya no recuerdo dónde se quedó el deseo. 
Pero sí hay humor. 

Y sí, lo donaré sin duda, 
Está además en buen estado, 
No creo que los riñones sirvan para nadie, 
Del hígado ni hablemos, 
Quién va a querer mi corazón. 

Humor en buen estado que no sano, 
Amargo y ácido como el de un enfermo terminal, 
Humor sin hache y con hiel, que sí la tiene, 
Humor al cabo, humor.

Hay humor, desde luego. Hay humor negro, claro, y oscuro en un solo punto: "Humor sin hache" (ni el omnisciente Sr. Google nos saca de dudas, y tan sólo sugiere para completar el macabro crucigrama el nombre de un rey búlgaro del siglo VIII, Umor, o asesinato en esloveno, o apócope de humor en italiano).

Hay humor nihilista, como si Cioran se hubiera puesto a escribir poesía. Porque estos textos sí son poéticos, como son poéticos los mejores exorcismos antiguos. Por eso el lector se pregunta a veces si el autor no tendrá un punto de intención de exorcizar ciertos horrores que todos llevamos dentro. Ante esos horrores tan sólo cabe el exorcismo o el masoquismo, y no me parece columbrar lo segundo en Sobre Todo Nada.

Sí se ve, y mucho, el humor negro. Hablando el otro día con otro diplomático culto (no, no es oxímoron pero tampoco pleonasmo) y tendente al humor negro le comenté que en alguna de sus alusiones al liberalismo doceañista se traslucía lo que en inglés se llama humor de la horca (gallows humour) y que no parece tener traducción al español más que humor macabro. Me dijo que probablemente la expresión inglesa viene del alemán, Galgenhumor, y que Freud había escrito sobre eso. Así es que estoy a punto de retirar lo que acabo de escribir porque Miguel Albero es lo más distinto de Freud que cabe imaginar: Miguel Albero hubiera sido un buen chamán profiriendo exorcismos o conjuros en los que podía no estar ausente el sentido del humor, mientras que los psicoanalistas carecen de sentido del humor, por definición.

Recomiendo este libro a todos. A unos aportará el tónico vivificante de la discrepancia sobre la muerte. A otros nos hará leer cosas que, por lo menos yo, pienso (¿o siento?) a veces pero no escribo. Esa es la función imprescindible de los exorcistas.


Sobre Todo Nada
Por Miguel Albero
Visor Libros
Madrid, 2011

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