Marqués de Tamarón || Santiago de Mora Figueroa Marqués de Tamarón: octubre 2012

lunes, 22 de octubre de 2012

Pedrada en ojo del boticario Bryce


      Permítaseme por una vez que empiece con una cita. Llega como pedrada en ojo de boticario y el boticario es don Alfredo Bryce Echenique. La pedrada la lanza doña Fabiola Ramírez Gutiérrez con un artículo titulado "En el taller de Bryce Echenique"  (http://www.nexos.com.mx/?P=leerarticulo&Article=2102983#_ftn40) que empieza así:


     Hace poco más de una década, Bryce Echenique fue aclamado no solo por forjar “uno de los mundos novelísticos más importantes de la literatura peruana de este siglo”, sino también por “haberse dado el tiempo de cultivar un periodismo original y singular, con admirable seriedad intelectual y hasta con denodada pasión”. Hoy es evidente que el autor nos engañó a todos en este último punto al plagiar el trabajo de otros.

     Termina la autora citando al boticario, que, sin duda cegado por los dioses que ciegan a quienes quieren perder, se atrevió a escribir en el año 2000 a propósito de la piratería de libros:

     “Los verdaderos piratas a menudo conocidos, poderosos, mañosos, atrapados, procesados y... y... y aquí no ha pasado nada son unos peces tan gordos, tan pero tan gordos, que su peso abruma y aplasta a las autoridades competentes, señores de vista tan pero tan gorda, a su vez, que son incapaces de distinguir y capturar hasta al gordo más gordo de todos los cuadros de gordas y gordos de Botero”. (http://www.nexos.com.mx/?P=leerarticulo&Article=2099807)

     Por último, como se dice en algunos parlamentos antiguos, tengo que declarar un interés. Soy parte interesada como verán ustedes en el cuadro titulado Evidencias materiales de los plagios de Bryce Echenique publicados en Nexos que publica Fabiola Ramírez al final de su minucioso estudio. La ficha número 12 se refiere al mucho jugo que sacó el Sr. Bryce Echenique a un trabajo mío de 1991, ya que copiándolo literalmente extrajo por lo menos tres artículos y un discurso y los publicó en varias revistas de tres o cuatro países. Y los cobró a todas las publicaciones. Parece ser que su columna estaba sindicada y se llamó a veces, sin duda por ironía, La columna incólume

     Quizá otro día, con tiempo, merezca la pena reproducir ese trabajo mío que tanto juego y jugo dio al boticario Bryce. Pero hoy lo que urge es dar las gracias a la investigadora, doña Fabiola Ramírez Gutiérrez, que con tanto tino como tenacidad contribuye poderosamente a desentrañar la maraña (y también, como ella misma hace, a doña María Soledad de la Cerda, cuya lista fue “de gran ayuda para elaborar este cuadro”).

Enlaces relacionados:
"Que se jodan" dice Alfredo Bryce Echenique
Gracias, Doña Elena Poniatowska

jueves, 18 de octubre de 2012

Elogio del rojo y vituperio del progre


Llevo años queriendo escribir un ensayo con ese título, pero tengo tal cantidad de barruntes y frases garrapateadas que es probable que nunca mi tesis revolucionaria vea la luz. Sin embargo, ya que una imagen vale por mil palabras, ilustraré la idea central con dos imágenes:

El Roto, publicado en El País, el 17 de Octubre, 2012

Recordemos que el Roto es rojo. Un rojo que conjuga mordaz crudeza obrerista con brillante sensibilidad artística. Lo contrario, pues de estotro:



Perich, Autopista (Cuando el bosque se quema algo suyo se quema... señor Conde), Editorial Estela, 1971



Ya se ve, el Perich es progre; pese a su militancia en el Partido Comunista tiene resabios de taimada hipocresía burguesa.

Sí, ya sé que la viñeta y la frase del Roto podrían interpretarse aproximándola algo a la viñeta del Perich, pero sería forzado. A fin de cuentas salta a la vista que al rojo Roto no le caen bien los incendiarios y al progre Perich sí.

Por eso son arquetipos respectivamente del rojerío y la progresía, y justifican este

Elogio del Roto y vituperio del Perich

Enlaces relacionados:
El fuego purificador
"España está que arde" y "Algo suyo se quema"

miércoles, 3 de octubre de 2012

El fuego purificador

Me honra Chimo Soler aceptando la hospitalidad de esta bitácora, donde acogemos hoy este artículo suyo titulado El fuego purificador. También hubiera podido llamarse El fuego impuro, pues impuro es todo lo maligno, y malignos son los incendios provocados por los canallas impunes. Pero hace bien el autor invitado en subrayar la paradoja de "cómo esa quimera del fuego purificador se metamorfosea y actualiza, para acabar prendiendo y dejando desiertos tras de sí". 


El fuego purificador
por Chimo Soler

En esta página del Marqués de Tamarón, Otto Silenus apostilla el 8 abril de 2012 en el artículo “Sigue la impunidad de los canallas”:

El lema "cuando un bosque se quema, algo suyo se quema, señor conde", no es de La Codorniz. Lo acuñó Jaume Perich Escala (El Perich) en su libro "Autopista", que en 1971 fue el mas vendido en España.

Ya tuvo Tamarón cautelas cuando precede la afirmación con “creo recordar”:

“Añadiendo esas dos palabras [se refiere a señor conde], el gracioso [J. Perich] -creo recordar que en La Codorniz- convertía el incendio en un acto progresista, puesto que fastidiaba a la oligarquía.”

Efectivamente, como afirma Otto Silenus el lema es de Perich y aparece en la portada de Autopista, el libro más vendido de 1971 editado por ver primera en 1970 por Estela. Como el libro es un recopilatorio, cabe  hacerse la pregunta de dónde y cuándo se publicó originalmente la viñeta con el lema y si pudo ser en La Codorniz, como también afirmaba en su blog el hoy ministro don José Manuel García Margallo, o fue en otro sitio.

No es la primera apostilla sobre la publicación de este lema. Cuando “Otra falacia patética” se publica en ABC el de 25 de mayo de 2006, la referencia a La Codorniz llama la atención de D. Carlos Robles Piquer, de su carta da noticia Luis Ignacio Parada también en ABC:

“Sólo quiero añadir, si mi recuerdo no falla” (…) el tremendo chiste que debilitó una acertada campaña de protección de los bosques en los últimos años del franquismo tuvo por autor a un buen humorista, Chumy Chúmez. Me parece recordar que él colaboraba en el diario “Madrid” tan crítico con aquel régimen como era posible. No creo, por tanto, que se publicara en ‘La Codorniz’”.


Un error que se corrigió semanas más tarde. En julio de 2006 ABC publica:

 “Detectó FERNANDO PASCUAL GIL que «en la carta de Carlos Robles Piquer, del 28 de mayo, se dice que el autor de la frase «cuando un bosque se quema algo suyo se quema, señor conde» es del humorista Chumy Chúmez, siendo en realidad de Jaume Perich»”

Posiblemente don Carlos Robles Fraga se hacía eco del libro “El parlamento de papel”, publicado dos años antes, en 2004. En esta obra de Ignacio Fontes y Ángel Menéndez se atribuye erróneamente el lema a Chumy Chúmez y al diario Madrid:

“cuando se inauguró el incendio forestal como camino expedito para la recalificación en terreno edificable y el gobierno de Franco hizo una campaña de publicidad con el eslogan «Cuando un monte se quema, algo tuyo se quema», Chumy escribió y dibujó en Madrid: «Cuando un monte se quema, algo suyo se quema, señor conde».

¿Es necesario explicar la gracia del chiste por el contexto? seguro que muchas personas de menos de treinta años no entenderían la frase sin él. De hecho, si se hubiera publicado hace cien años, sería normal entender que el aviso sería una exigencia de responsabilidad al conde de Romanones, como Presidente del Gobierno recién nombrado. Otros pensarían que podría ser que el conde fuera la persona mejor preparada para liderar la lucha contra el fuego ya que, siendo alcalde de Madrid, el 5 de octubre de 1894, se aprobó el primer reglamento del Cuerpo de Bomberos, sostenido por el Ayuntamiento. Fue una reacción al incendio de la calle Ribera de Curtidores, los “Matafuegos de la Villa” abrieron el camino a los Maestros Bomberos.

En esos tiempos no tan distantes, otros podrían pensar que el lema “algo suyo se quema, señor conde…” recordaría a Romanones las responsabilidades de ejemplaridad de la nobleza. De hecho, la preocupación por nuestros montes formaba parte del inventario de inquietudes del conde, en el libro de los discursos parlamentarios de Romanones leemos:

“Ya sabemos lo que suelen hacer esos capataces; no viven más que de consentir a los vecinos de los pueblos que talen los montes, tolerancia que todos los Diputados en mayor ó menor grado tenemos que consentir, porque todos los que han hecho elecciones saben que estos capataces y sobreguardas conocen que son un factor principalísimo en las elecciones, porque tienen los pueblos en la mano.

Desgraciado del pueblo que tenga montes, es el esclavo del capataz; no tiene más remedio, por su miseria, que vivir de la propiedad del Estado, y el capataz y el sobreguarda tienen también por su propia miseria que dejar talar los montes y así los montes van desapareciendo.”

Pero, volviendo a los setenta del veinte alguna interpretación de las citadas presenta un lado irónico, ¿pudo publicarse en el diario Madrid? Como es sabido el título del libro de Perich Autopista, el más vendido en 1971, satirizaba Camino, del fundador del Opus Dei. Habría sido chocante, como poco, que la portada de Autopista, con el flamante lema ‘Cuando un bosque se quema, algo…’ se hubiera publicado originalmente en ese diario Madrid, entonces editado por D. Rafael Calvo Serer y D. Antonio Fontán, próximos al Opus Dei.

¿Pudo ser La Codorniz el primer medio en publicar el lema? Hay varias fuentes que afirman que fue en la sección Perich Match de El Correo Catalán, un periódico que en sus orígenes servía a la causa carlista, católica y conservadora y que se reorientó hacia un ideario democrático y catalanista moderado. El propio libro Autopista indica el Correo Catalán como fuente del libro recopilatorio y así también lo recuerda el entonces editor de Estela, Alfonso Carlos Comín:


“En pleno furor y vigor tecnocrático, Perich había escrito un aforismo "docente" e impertinente: "De momento, al célebre "Camino" no se le va a cambiar el título para llamarle "Autopista." Este coqueteo entre las obras de infraestructura económica y las propiamente religiosas de la Obra dio origen al título que recogía un cúmulo de aforismos y de chistes que Perich venía publicando en "El Correo Catalán" en su sección "Perich-Match", materiales que, en el caso del humorista catalán resultaron ser señas de identidad de la realidad política contemporánea del país.”

La paternidad Autopista como título del libro también dio lugar a curiosas apostillas que ilustran un contexto complejo. El propio Jaume Perich en una entrevista sobre el éxito de su libro se distancia de ella, dejando bien claro que el mérito del título Autopista  correspondía a Comín, quien era, por cierto, de familia carlista, fundador de Cristianos por el Socialismo, compañero de Bandera Roja y posteriormente pasó al PSUC.  

“Perich, al recordarlo, sonríe: fue como estar en el lugar adecuado y en el momento oportuno, pese a las dificultades de edición, ya que el ministerio de Fraga respondía con silencio administrativo. El título fue una parodia de Camino, el libro de cabecera de los miembros del Opus Dei. Propuse ‘Algo suyo se quema, señor conde…’ pero Alfonso Carlos Comín, que era el director de la editorial Laia, sugirió Autopista y así se quedó.”

Parece, por tanto, fuera de duda que la primera publicación fuera, efectivamente, en la sección Perich Match incluida en la nueva etapa del Correo Catalán que pretendía, como otros, actualizarse manteniendo la cabecera. Lamentablemente para ver la viñeta original no disponemos de la versión digital en línea del periódico ni en la Biblioteca Nacional Española ni en la Biblioteca Nacional de Cataluña.

¿Pudo aparecer también en La Codorniz? No encuentro ninguna biografía oficial de Perich que documente su paso por La Codorniz. Pero así lo afirma Hoy en su número 20-31, las biografías en el portal Humoralart.com, en la Fondazione Franco Fossatin, el citado libro de Fontes y Menéndez y el blog de Kap en LaVanguardia.

Es instructivo observar como esa quimera del fuego purificador se metarmofosea y actualiza, para acabar prendiendo y dejando desiertos tras de sí. Afortunadamente también los matafuegos se ponen al día, aunque a veces su heroísmo les cueste la vida.


                                                Chimo Soler