Marqués de Tamarón || Santiago de Mora Figueroa Marqués de Tamarón: Julián Marías y el antiespañolismo

viernes, 8 de febrero de 2019

Julián Marías y el antiespañolismo

Citas proscritas. II


Julián Marías (foto de Bernardo Días para El Mundo).

   "En estos últimos años se ha desatado entre españoles una curiosa forma de antiespañolismo que ronda con la histeria.[...] Sería conveniente hacer un experimento mental: imaginar cuál sería la situación de una región determinada, dentro de veinte años, por ejemplo, si se realizaran los proyectos de los que pretenden desgajarla del conducto hispánico, encerrarla en sí misma, reducirla a lo meramente particular. [...]

   En los primeros meses de 1936, nos decía Ortega a un grupo de sus discípulos: «Siempre que vean ustedes algo absurdo (platos de ternera sin ternera, cuchillos sin hoja ni mango), busquen ustedes, y casi siempre encontrarán un intelectual resentido.»

   En muchas ocasiones, ni siquiera hay que buscarlo: se presenta directamente, con todos sus atributos."


   Julián Marías, Una forma de antiespañolismo, ABC, 12 de Agosto de 1988


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3 comentarios:

  1. Bien cierto. Y además suele acontecer que los más activos "antiespañoles" cobran (y se asignan) nóminas abultadas de las arcas de España, al amparo de las leyes y las instituciones que pretenden hacer zozobrar.
    Si uno fuese perverso, sería partidario de las separaciones, pues siendo seguro el destino de miseria y devastación que tal cosa produciría, tomaría uno champán, más pronto que tarde, viendo pasar a más de un jinete vociferante hoy de tal parecer, convertido en famélica montura...
    Pero uno es un hombre decente y no le cabe la venganza, ni encuentra placer en el dolor de nadie aunque sea abyecto, o enemigo, y se lo haya buscado.
    Y esto era condición de Nobleza, de esa que se obligaba, de esa que era ejemplo, garantía y modelo, de esa de la que quedáis tres, y dos tristes, de esa que se añora viva, con mando en plaza, y no solo pintada en un cuadro del Greco.
    Si lo llego a saber nazco lejos.

    Su amigo y servidor.

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  2. “Consideremos, por ejemplo, las libertades y los derechos de la persona singular en su relación con las autoridades. Esas libertades yesos derechos vienen definidos por la Constitución. Ciertamente habrá que contar una y otra vez, y por desgracia todavía por largo espacio de tiempo, con que esos derechos serán conculcados bien por el Estado, bien por un partido que se apodera del Estado, bien por una invasión extranjera o bien por una combinación de varias intromisiones. Sin duda puede decirse que las masas, al menos aquí en nuestro país, se encuentran en un estado tal que casi no perciben ya las violaciones de la Constitución. En los sitios donde se ha perdido esa consciencia, no se la restablece de manera artificial.

    La violación de los derechos puede tener también una apariencia legal; es lo que ocurre, por ejemplo, cuando el partido dominante alcanza una mayoría tal que le permite modificar la Constitución. La mayoría puede tener el derecho a su favor y ser al mismo tiempo injusta: en las cabezas de las gentes sencillas no entra esa contradicción. Ya en las votaciones resulta a menudo difícil decidir dónde acaba el derecho y dónde empieza la violencia.

    Las violaciones de los derechos pueden ir intensificándose progresivamente y presentarse como un puro crimen cuando se ejercen contra determinados grupos. Quien ha podido observar actos de esa índole, apoyados por el aplauso de las masas, sabe que con los medios tradicionales es poco lo que puede hacerse contra ellos.

    No podemos considerar como algo raro esa acusación, aunque haya dado lugar a incidentes grotescos. Antes al contrario, se trata de un nuevo rasgo de nuestro mundo y lo único que cabe recomendar es no perderlo de vista en ningún momento, en tiempos en que nunca escasean las injusticias públicas. Aquí puede ocurrir que los ocupantes le hagan adquirir a uno reputación de colaboracionista, o los partidos lo acusen de compañero de viaje del Partido. Surgen de esa manera situaciones en las cuales la persona singular se encuentra entre Escila y Caribdis; corre el peligro de que la liquiden tanto por haber participado como por no haber participado. Lo que de la persona singular se aguarda es, por tanto, un alto grado de coraje; se le exige que ella sola preste ayuda palpable al derecho, aun enfrentándose al poder del Estado. La gente pondrá en duda la posibilidad de que tales hombres existan. Y, sin embargo, aflorarán a la superficie; en ese caso serán emboscados. Ese tipo de hombres ingresará en el cuadro de la historia también sin quererlo, pues hay modalidades de coacción que no dejan alternativa. Ciertamente es preciso que a esto se añadan las cualidades apropiadas. Guillermo Tell se vio involucrado contra su voluntad en un conflicto. Pero luego demostró que era un emboscado, una persona singular gracias a la cual cobró el pueblo consciencia de su fuerza primordial frente al tirano.”

    E. Jünger. La emboscadura. Tusquets. 1988. p. 5

    En favor de labrar una vía, sin perder el ánimo.

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  3. Algunas páginas más sobre Julián Marías en:
    http://larealidadensuconexion.blogspot.com/.
    Muchas gracias.

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