sin orden mas no sin concierto,
con procedencia verificable.
Cita del mes de Junio:
1. Todos tienen el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo.
2. Los poderes públicos velarán por la utilización racional de todos los recursos naturales, con el fin de proteger y mejorar la calidad de la vida y defender y restaurar el medio ambiente, apoyándose en la indispensable solidaridad colectiva.
3. Para quienes violen lo dispuesto en el apartado anterior, en los términos que la Ley fije se establecerán sanciones penales o, en su caso, administrativas, así como la obligación de reparar el daño causado.
.........................(Artículo 45 de la Constitución Española de 1978)
Acaso sea este el artículo más conculcado de nuestra Constitución, aunque en reñida competencia con otros. El apartado 1 no se entiende y el 2 y el 3 sí pero no se cumplen.
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Podríamos hacer el concurso al revés: buscar algún artículo de la Constitución Española de 1978 que se cumpla un poco.
ResponderEliminarY sí, adjetivos como "adecuado" hacen que uno no sepa si se habla de un huevo frito o del garrote vil. Mejor salir corriendo nada más oírlos, porsiaca.
No sólo no se cumple, ¡se pisotean!
ResponderEliminarCuriosa conincidencia, hoy mismo leí su artículo "otra falacia patética" que viene muy al caso de esto.
ResponderEliminarDon Santiago, le voy a pedir un favor. ¿Qué dos libros recomendaría para leer este verano a un joven de veintidós años como yo?
Desde luego, en cuanto pueda leeré "El rompimiento de gloria".
Sobre el artículo, tiene razón en mencionar que no se cumplen. Conozco a gente que critica duramente al capitalismo como un mal para la naturaleza y causante del cambio climático mientras en una familia de cuatro personas tienen en su haber tres coches en uso...
Un abrazo.
Veintidós años... Bueno, esa edad tenía Don Luis, el personaje de "Pepita Jiménez", la novela de Juan Valera más adecuada para leerla en verano. Y desde luego disfrutará usted leyendo la Odisea, si la lee como lo que es, el prototipo y arquetipo de todas las novelas de aventuras, de viajes, de amores y de amoríos.
ResponderEliminarO volviendo a libros más recientes, no desdeñe a dos autores hoy olvidados por motivos que no hacen al caso: Pedro Antonio de Alarcón y Wenceslao Fernández Flórez. Y, ya que leerá en verano, ¿por qué no las "Notas del vago estío" de Ortega y Gasset, que están en "El Espectador"? ¿O la "Sonata de Estío" de Valle-Inclán?
Por último, desconfíe de las notas al uso en las ediciones modernas de los clásicos: suelen tener el adoctrinamiento ideológico como fin principal.
Don Santiago,
ResponderEliminarquizás la violación más flagrante sea la correspondiente al artículo 67.2 "Los miembros de las Cortes Generales no estarán ligados por mandato imperativo". Sería todo un reto encontrar una sola ley que no haya sido aprobada por mandato imperativo de los partidos a los diputados. Sospecho que nuestro sistema político funciona precisamente sobre la base de la violación sistemática de ese artículo. Da un poquito de vértigo pensar que, técnicamente, las leyes de la democracia son nulas de pleno derecho. O quizá esté exagerando.
Buenas noches desde Taipei, ciudad muy caliente.
Sirve de poco dar palos de ciego. Más vale resignarse a la triste realidad de que la Constitución, como casi todas nuestras otras leyes, no está hecha para ser aplicada sino para poder decir que existe.
ResponderEliminarEn los Viajes de Gulliver Swift hace una reflexión bastante sabia sobre el mundo legislativo. El autor explica como en Liliput las leyes premian al cumplidor y sancionan al delincuente. En nuestro mundo, que a veces resulta más absurdo e imaginario que los universos de Swift, con nada premian las leyes a los cumplidores, y, como evidencia la realidad práctica del artículo de la Constitución que usted menciona, las sanciones al incumplimiento son en ocasiones obviadas.
ResponderEliminarEl islam, el catolicismo, el judaismo, y diría que casi todas las religiones recogen formas de incentivos para aquellos fieles que hayan cumplido con la ley, en la mayoría de los casos el premio es el abrazo de Dios, la acogida en el paraiso. Algo poco costoso de prometer y bastante valioso para quien lo recibe.
El Estado, sin embargo, no lo hace así, no ha recogido esa tradición. ¿Por qué no premiar a quien ha cumplido las leyes durante toda una vida, o a quien las ha cumplido durante 20 años? En cualquier caso, ¿por qué no premiar a quien no las incumpla? No creo que sea necesario un premio costoso, tan sólo valioso. En Liliput a los cumplidores de la ley se les otorgaba un título.
Pero estamos en el mundo real,-¿qué más dará partir el huevo por el lado ancho o por el estrecho?- he aquí el reino de la Ley.
PD: España ganó el mundial y todavía no hemos quebrado. Di saltos de alegría por lo primero y todavía no lloro por lo segundo (espero que no suceda)¿Cómo lo vivió usted?.
Un saludo Don SANTIAGO,