Marqués de Tamarón || Santiago de Mora Figueroa Marqués de Tamarón: Botones de Muestra (XXXV)

viernes, 18 de febrero de 2022

Botones de Muestra (XXXV)

 Homenaje a Goethe
Diplomacia y literatura

Miguel Ángel Ochoa Brun



Así pues, por más que resultase cautivador y atrayente, aquí no se ha optado por imitar a José Ortega y Gasset, quien —por cierto con su habitual perspicacia y maestría— elaboró un «Goethe desde dentro», un Goethe nach innen, sino por ofrecer un posible Goethe desde fuera. Ése sería el título ideal para este estudio, si no fuese porque siquiera remedar a Ortega sería cuando menos indecente. Se aspira en todo caso aquí a presentar a Goethe en el ámbito internacional que los contactos diplomáticos facilitan o muestran y colocarlo así en el entorno de los ejecutores de su tiempo. Él ya una vez sugirió que los diplomáticos tal vez no sean sino directores de escena (él que tanto sabía de teatro), que luego desaparecen y dejan que los verdaderos actores ejecuten la pieza, cuyo resultado por cierto forzosamente ha de dejarse al favor del público y al albur de la fortuna.
(Homenaje a Goethe, Diplomacia y literatura, página 11)

No se puede olvidar que Goethe además no sólo es el ilustre personaje de las Letras, es también hombre de su tiempo. Y ese tiempo en Europa es particularmente merecedor de toda atención por lo mucho que en él acaeció y por los caracteres que lo configuraron.
(Op. cit., página 12)

En un distinto ámbito, más prometedor y fructuoso, en el de la Cultura, también hay individualidades que traspasan esa linde de épocas y maneras, incluso se lucran de ambas y hasta son brillantes epígonos en una y adivinos precursores en la otra. Son a su vez representantes eximios de uno y otro tiempo. Uno de ellos es desde luego Francisco de Goya. Otro es Ludwig van Beethoven. 
Otro es Goethe. 
Se da en él esa estupenda dicotomía que es causa de que para unos sea Goethe el clásico por antonomasia, para otros el indiscutible romántico. Es el autor de la límpida Ifigenia, del arrebatado Werther y del colosal Fausto. Los inquietos avatares de su propia vida acreditan esa a veces desconcertante variedad que ciertamente no es contradicción, sino riqueza.
(Op. cit., página 13)

Miguel Ángel Ochoa Brun incluye en este volumen 23 sonetos de Goethe traducidos al español, más tres sonetos de Benvenuto Cellini, en italiano, en alemán traducidos por Goethe, y en español traducidos por Ochoa. 

Se atribuye al eximio traductor que fue San Jerónimo el dicho de que una versión no es sino una perversión. Según eso, toda traducción es una traición, más o menos encubierta: «traduttore traditore», dicen los italianos. Y a ese riesgo o castigo ha de someterse por cierto todo aquél que temerariamente a un trabajo de traducción se apreste. Muy raramente la traducción, más aún si de poesía se trata, podrá trasladar a una versión la belleza formal del texto original o, si eso lo consigue, el intrínseco mensaje de los pensamientos que albergue. 
Tanto más, si de sonetos se trata, donde ha de atenerse el traductor a las estrictas reglas que lo constituyen.
(Op. cit., página 293)

Permítaseme entrometerme en una tertulia tan ilustre de San Jerónimo, Benvenuto Cellini, Goethe y Miguel Ángel Ochoa para asegurar a quien nunca haya tenido la necesidad o el deseo de traducir que tal labor es tan ardua y exige tanta precisión que casi siempre su resultado es vano cuando no ridículo. No es así, de ningún modo, en el caso de estas traducciones de Goethe elaboradas con pasión, con ciencia y con paciencia por Miguel Ángel Ochoa. Valgan como botón de muestra estos dos sonetos (página 300-301): 

III. KURZ UND GUT

     Sollt’ich mich denn so ganz an sie gewöhnen?
Das wäre mir zuletzt doch reine Plage.
Darum versuch
’ich’s gleich am heut’gen Tage
Und nahe nicht dem vielgewohnten Schönen.

Wie aber mag ich dich, mein Herz, versöhnen,
Daß ich im wicht
gen Fall dich nicht befrage?
Wohlan! Komm her! Wir äußern unsre Klage
In liebevollen, traurig heitern Tönen.

Siehst du, es geht! Des Dichters Wink gewärtig,
Melodisch klingt die durchgespielte Leier,
Ein Liebesopfer traulich darzubringen.

Du denkst es kaum, und sieh, das Lied ist fertig!
Allein was nun? – Ich dächt
’, im ersten Feuer
Wir eilten hin, es vor ihr selbst zu singen.

IV. DAS MÄDCHEN SPRICHT

           Du siehst so ernst, Geliebter! Deinem Bilde
Von Marmor hier möcht
’ich dich wohl vergleichen:
Wie dieses gibst du mir kein Lebenszeichen.
Mit dir verglichen, zeigt der Stein sich milde.

Der Feind verbirgt sich hinter seinem Schilde,
Der Freund soll offen seine Stirn uns reichen.
Ich suche dich, du suchst mir zu entweichen;
Doch halte stand, wie dieses Kunstgebilde.

An wen von beiden soll ich nun mich wenden?
Sollt
 ich von beiden Kälte leiden müssen,
Da dieser tot und du lebendig heißest?

Kurz, um der Worte mehr nicht zu verschwenden,
So will ich diesen Stein so lange küssen,
Bis eifersüchtig du mich ihm entreißest.


Traducción de Miguel Ángel Ochoa Brun: 

III. DE UNA VEZ

           ¿Me veré a la costumbre esclavizado
de no poder vivir sin su presencia? 
Hoy quiero conocer lo que es la ausencia
pasando un día lejos de su lado.

  Mas, ¿cómo, corazón, no he consultado
en asunto tan grave tu experiencia? 
Ven, cantemos los dos esta inclemencia
de nuestro triste y solitario estado. 

 ¿Ves? Mi lira obediente ha respondido,
al gesto del poeta y ya escuchamos
el son de sus acordes melodiosos.

  Apenas lo pensaste y concluído
el poema está ya. ¿Y ahora? ¡Vamos
a llevárselo a ella presurosos!


IV. HABLA LA MUCHACHA

¿Por qué tan frío, amado? ¿De este mudo
marmóreo busto imitas la tiesura?
Si en ti no hay, tampoco en él ternura;
contigo comparado, es menos rudo.

Se esconde el enemigo tras su escudo, 
mas descubre el amigo su figura; 
si te busco, me huye tu premura;
aguarda y ve; tu estatua huir no pudo.  

¿A cuál, pues, de los dos mi amor entrego?
¿Habré de soportar dobles desvíos,
porque uno es mudo y otro desdeñoso?

Pero más no hablaré, sino que luego
de piedra besaré estos labios fríos
hasta que tú me arranques envidioso.------------------

Goethe dictando. Óleo de Johann Joseph Schmeller, 1834. 

¿Qué tiene esto que ver con Goethe y la Diplomacia de su tiempo? 
Poco, solamente, por no decir que nada. Además, el que esto escribe debiera aplicarse a sí mismo el cuento y recordar que en la limitación se muestra el buen autor. 
En algo sí pudiera hallarse conexión. La Diplomacia requiere respeto a las leyes y contención en las formas. Y eso tal vez sí lo explicó Goethe (magistralmente por cierto) usando para ello las formas poéticas más tajantemente exigentes de rigor y limitación: los sonetos. 
En ellos expuso Goethe lecciones tanto precisamente de literatura como de política, tanto para poetas como para ciudadanos, pero aplicables desde luego a quienes se afanen en las tareas de la Diplomacia: «en la limitación se define un maestro»y «sólo la ley nos da la libertad».
(Op. Cit., página 219-220)

Termina el autor este libro que de alguna manera abarca su vida entera, su vida intelectual y profesional, declarando: 

Y que mi admiración, muy de antaño cultivada, desde los tiempos que a la vista actual de uno mismo se antojan antiquísimos, quede probada, responde una osadía: la de atreverme a intentar una traducción en verso castellano de los sonetos goethianos y en forma de soneto. Y ello porque su serie ofrece un cerrado conjunto de variados asuntos. También porque el soneto es (para mí al menos) la expresión más consumada del cuidadoso quehacer y del remunerado resultado de todo poeta. «Catorce versos dicen que es soneto», sí, pero es desde luego mucho más. Y a esa gratísima tarea dediqué mis esfuerzos, allá por mediados del siglo pasado, en el año 1956, en parte en Madrid, en parte en Cambridge. No los he retocado, por más que bien conviniera, porque preferí dejarlos en el nostálgico estado que me inspiran. Y ahí están para que el lector los quiera o los desdeñe.
[...]
Porque a nadie quedará ya duda de que éste ha despertado de siempre mi admiración, aun cuando sus pensamientos sean tan insondables, su vida tan inabarcable como para que casi sea ilícito sumergirse todavía en ella a la búsqueda de más resultados. Convencido estoy de que a tal hombre, a tal poeta, lo único que puede ofrecérsele, es esto, un homenaje.
(Op. Cit., página 376-377)

Homenaje que, por cierto, yo debo al propio Miguel Ángel Ochoa Brun por lo mucho que aprendí de él más que de ningún otro jefe y compañero y amigo diplomático. Así pues, gracias y que Dios te guarde, querido Miguel Ángel.

P.S. Este su más reciente libro confirma la dedicatoria a Miguel Ángel Ochoa de mi libro El Guirigay Nacional:

MICHELANGELO OCHOA
QUI SAPIENTIAM AC BONITATEM
ELEGANTISSIME
IRONIA CELAT



Homenaje a Goethe. Diplomacia y literatura
Miguel Ángel Ochoa Brun
Publicado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación de España con la colaboración del Goethe Institut en Madrid
Madrid, 2022

Hay una versión digital disponible en la página del Ministerio de Asuntos Exteriores.


Enlaces relacionados:

Botones de Muestra (XXVII): (2015) Miguel Ángel Ochoa 
Tres poemas irónicos: (2011) Miguel Ángel Ochoa 
Trampantojos: (2010) Miguel Ángel Ochoa 


1 comentario:

  1. Los temas en los que Goethe dedicó sus trabajos son muy variados.
    En lo tocante a las ciencias experimentales, por ejemplo, desarrolló una singular teoría de los colores, que publicó. Se interesó por la Geología y la Mineralogía. Reunió una importante colección de minerales que creo todavía existe con miles de ejemplares. El mineral Goethita, que es una mena de hierro, se denominó así en su honor. Es de ese tipo de hombres poliédrico de intereses y extenso de capacidades que son un orgullo. Los pedantes de vía única, que para nuestra desgracia tanto abundan, deberían como terapia, leer a Goethe y enterarse así de las cromáticas del alma.

    Sinceramente suyo,
    DF

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