Fraxinus Angustifolia © Wikimedia Commons
La mayor amenaza contra el paisaje boscoso
de Europa –desde la grafiosis que acabó con el olmo– es la que ahora está
devastando buena parte de Europa Central y Occidental al matar los fresnos. La
inquietud es muy grande en toda Europa pero también se toman medidas más o
menos eficaces y se dan avisos y consejos para evitar este desastre ecológico.
Ello es fácilmente comprobable tecleando en Google Chalarose du frêne en
francés o Ash dieback en inglés, o Chalara fraxinea o Hymenoscyphus
pseudoalbidus en latín. Aparecerán detalladas informaciones en varias
lenguas (pero no en español) sobre esta plaga de hongos que empezó en Polonia
en 1992. Ya se ha extendido hacia el Sur incluyendo Francia y el Norte de
Italia, así como Rumanía al Este. Al Oeste ya casi ha acabado con el fresno en
las Islas Británicas. Allí, aunque tarde, al menos han prohibido la importación
de plantas de los viveros polacos. En España ni eso. O será que no ha
trascendido.
Sorprende, pues, la absoluta falta de
interés en nuestro país por ese problema que tarde o temprano nos afectará en
España, si no ha llegado ya. No he encontrado ninguna mención de esta plaga en
las páginas del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medioambiente, ni en
ninguna de las Consejerías del mismo ramo en nuestras 17 autonomías ni en
ninguna de las grandes asociaciones ecologistas, por más que he buscado en
Google. Ni siquiera aparece mencionada en la Wikipedia en español, salvo que
aparezca con otro nombre distinto de los nombres científicos en latín antes
citados.
Los druidas celtas pensaban que el fresno
nunca era herido por el rayo. Pero, claro está, nunca previeron que el rayo de
la estupidez humana fulminase ese hermoso árbol, tan sagrado como útil para
hacer desde el mango del contundente martillo hasta delicados muebles. Todo eso
se perderá pronto salvo que Odín, su divino patrono, proteja a nuestros
fresnos. O que se ocupe San Blas, cuyas varas y cayados no siempre son de
avellano sino a veces de fresno.
Lo que no cabe esperar es que las
administraciones públicas o los oenegeros hagan algo.
Fresno enfermo © Wikimedia Commons
Esta globalización de las plagas arbóreas, la seca de los quercus, el picudo rojo de las palmeras, está siendo una tragedia.
ResponderEliminarLa pérdida de los árboles empobrece la vida y entristece el ánimo de quien aprecia la naturaleza.
Dice el escritor Mia Couto esto: " En primer lugar, hemos perdido el recuerdo de haber sido río.
ResponderEliminarA continuación, nos olvidamos de la tierra que nos había pertenecido. Después de nuestra memoria haber perdido la geografía, acaba perdiendo su propia historia. Ahora ya no tenemos idea de haber perdido algo".
Una buena sala de armas debía contar con una docena de sables de olivo, acebuche o fresno, buenos para ejercitarse. Eso sí, más o menos, del grosor de un dedo.
ResponderEliminarReciba mis saludos.
Es patético y sombrío. La sombra que se nos va, la del árbol vivo, será (ya es) la del árbol caído, metáfora del mal que nos aflige. Tenemos los días contados aunque momentáneamente brillemos entre luces. Esta devastación de nuestro entorno es una queja de la misma Tierra rota, es una calamidad.
ResponderEliminarPésimo presagio. En la mitología nórdica era el Fresno del mundo, el perenne Yggdrasil, quien mantenía unidos los diferentes reinos, entre ellos el mundo de los hombres. En el Anillo del Nibelungo, Wagner recoge la leyenda y pone en boca de la primera Norna el relato del origen de la destrucción del mundo de los dioses: "Del fresno del mundo arrancó Wotan una rama... a lo largo del tiempo la herida consumió el bosque, cayeron las hojas amarillentas, triste secóse la linfa del manantial". Con las astillas del fresno seco se hará la pira en la que se consumará el Götterdämmerung. Triste metáfora para una triste noticia que aquí pasará de largo. ¿Qué esperar de un país en el que los meteorólogos llaman a la lluvia "mal tiempo" y anuncian con gozo que "se libran" de ella regiones en fase de desertización?
ResponderEliminarEn principio agradecerle D. Santiago su interés por este asunto. Esta amenaza que se cierne sobre nuestros fresnos, sobre todo a los de la subespecie "excelsior" es muy seria y sus consecuencias devastadoras, dada la naturaleza del patógeno. Además, tal vez como en el precedente de encinas y olmos, agravada por el estrés hídrico.
ResponderEliminarConfiemos que los ejemplares mas meridionales de "ornus" y "angustifolia" sean resistentes al hongo
y se beneficien de actuaciones sobre los ejemplares antiguos, de enorme belleza en nuestros sotos, dehesas y riberas.