Marqués de Tamarón || Santiago de Mora Figueroa Marqués de Tamarón: Santa Ana y la Virgen María

jueves, 11 de agosto de 2022

Santa Ana y la Virgen María

Con retraso, pues la Iglesia de Roma celebra la festividad de Santa Ana el 26 de julio, publico este cuadro de Murillo que siempre me pareció ser uno de los pocos suyos que inspiran cierta ternura algo triste. Diríase que Santa Ana revela a su hija la Virgen María el destino glorioso y melancólico que le espera. 

Una vez más hasta los escépticos recalcitrantes han de reconocer que Murillo no siempre era cursi, como ya quedaba claro en su Adoración de los Reyes Magos. Pero en este retrato de Santa Ana y la Virgen niña irrumpe con poca gracia la pareja cursilona de los querubines, con sus redondeces al aire y la coronita de flores. A veces imagino a la priora de un convento rico de monjas exigiendo al pintor la presencia en la obra de lindos serafines. 

Mas surge de nuevo al contemplar este cuadro una duda. Sería subsanable dedicando tan sólo una tarde a revisar la rica iconografía religiosa, cristiana para contestar a una pregunta. ¿Es muy frecuente, como pensamos algunos nada doctos pero sí aficionados, que la Virgen María casi siempre aparezca con gesto serio, melancólico o triste? Diríase que desde el principio, precisamente desde que Santa Ana le habla como en este cuadro, la niña futura Madre de Dios Hijo sonríe menos. 

Santa Ana enseñando a leer a la Virgen. Murillo, circa 1655. Museo del Prado

Tono distinto tiene el rostro de la Virgen, mirando con alegría hacia el cielo de su Hijo, en esta Asunción, pintada por un francés, Nicolas Poussin, que trabajó casi toda su vida en Italia. La verdad es que emociona mirar con detenimiento la expresión de la cara de la Virgen, extática y alegre a la vez. Tanto que, por una vez inspirados los putti (niños en italiano), se recatan un poco y parecen sinceros y más alegres que traviesos.




Enlaces Relacionados



1 comentario:

  1. Suele estar triste, es cierto. Permítame una disgresión.
    Me interesó mucho de joven, la que entonces me parecía misteriosa representación de la Virgen amamantando a San Bernardo de Claraval, en la versión de Alonso Cano. Murillo pintó una versión, pero creo del seno de María no brota, en ese caso, la vía láctea que solo sugiere. Hace cierto tiempo, me ocupó la escultórica funeraria, y pienso que muchas obras mortuorias antiguas hoy no se aceptarían fácilmente si quisiera uno ponerlas en su tumba. Creo que algo análogo pasaría con la Virgen y su leche y con tantas otras cosas. El Arte, tal como yo lo entiendo, es un lenguaje cuya gramática representativa usa la metáfora como elemento sustantivo. Pienso que no hay cuadro más enigmático que aquel que menos lo parece, pero que analizado propone y confirma acaso una heterodoxia o un recelo, Quizá la mirada triste de María sugiera el júbilo y la alegría que trasciende tras nuestro paso por el Tiempo. Poussin, que usted trae con su Virgen, pintó el enigmático " Les Bergers d'Arcadie" cuyo lema : Et in Arcadia ego, bien merece reflexionar. Al final no me sorprende que la Vigen esté triste, pues como decía Manuel Rodríguez "Manolete" a quien le preguntó por qué no se reía nunca en el ruedo : "Porque eso de torear es una cosa muy seria".

    Suyo a su servicio,

    David José

    ResponderEliminar

Comentar