La Nueva Normalidad que se avecina suena a broma siniestra, como el Brave New World de Aldous Huxley. Este último fue traducido como Un Mundo Feliz.
Ambos recuerdan la Nueva Política Económica de Lenin. Cabe preguntarse por qué las utopías procuran usar el adjetivo Nuevo, y con mayúscula, antes de convertirse en distopías.
Aunque habría que resucitar el eufónico apelativo de cacotopía. Quiere decir lo mismo que distopía, pero lo acuñó Bentham en 1818, mucho antes de que John Stuart Mill inventase, en 1868, distopía.
Sugiero, pues, ir preparándonos para la Nueva Cacotopía. O Nueva Kakotopía, que suena más seria aún y se usa en inglés con más énfasis.
Y como hasta en lo más proceloso anida la ironía, hay que sonreír recordando que ese gran ilustrado y amante del Progreso que fue Jeremías Bentham y que advirtió contra la maldad que podía encarnarse en una distopía, fue nada menos que el inventor del panóptico. Se trataba de una cárcel circular con una torre en el centro desde donde el Director podía vigilar a todos los presos y guardianes allí confinados. Viajó a Rusia, donde era muy admirado, y allí se edificó un panóptico, pero poco respetuoso con el ambicioso proyecto ilustrado. En España también hubo admiradores del progreso, como el arquitecto Elías Rogent que construyó en 1851 en Mataró (Barcelona) un admirable panóptico - prisión. Hoy se conserva como Bien de Interés Cultural (BIC) así como Bien Cultural de Interés Nacional de Cataluña.
Así pues, es de justicia dirigir a la sombra errabunda de Bentham la exquisita pregunta de nuestro vate Bécquer:
¿Y tú me lo preguntas? Distopía... eres tú.
¡Que mejor que ver la mitología en la arquitectura!. Ulises hizo bien el hombre al taparse los oídos.
ResponderEliminarSi hay construcciones horribles como horrible puede ser el que financia la obra o el que la construye, pero otras veces hay alguna construcción donde nos quedamos mirando perplejo de la belleza impresionante que tienen, que rompe todos los esquemas que teníamos en la mente, derrumba toda razón...y uno dice, ¡ahí va!.
ResponderEliminarPues claro,¡Ay va!... ¡Ay va!...
Eliminar¡Ay, babilonio qué marea!
¡Ay, vámonos pronto a Judea!
Así es en "La corte de Faraón" desde 1910.
La expresión Nueva Normalidad es verdaderamente siniestra. La legislación a que está dando lugar lo es también. En una misma frase se dice que hay que preparar la vuelta al puesto de trabajo y comentar el trabajo desde casa... Aporías, vaguedades, confusión, enunciados tan abiertos que cualquier interpretación es válida, desconcierto general en quién lee aquello y tiene que aplicarlo. En fin. Vi hace poco la película Quemado por el sol, del ruso Mijalkov. Un verano normal, y de repente aparecen los hombres de Kolia, que siempre estuvo al acecho. Ya podemos espabilar para no acabar en un panóptico de esos. Del progreso, después de las revoluciones que conocemos, me temo que hay que desconfiar. Cómo es habitual una entrada muy sugerente.
ResponderEliminar“Don’t you see that the whole aim of Newspeak is to narrow the range of thought? In the end we shall make thoughtcrime literally impossible, because there will be no words in which to express it.”
ResponderEliminarLa cita no es de Huxley, sino de Orwell. Como también ésta:
“And if all others accepted the lie which the Party imposed—if all records told the same tale—then the lie passed into history and became truth. ‘Who controls the past’ ran the Party slogan, ‘controls the future: who controls the present controls the past.'”
Como el verso que cita la señora de Putifar, según la intención de la cantante y su manera de arrastrar las consonantes podía sonar ofensivo, se cambiaba a veces por “ay vámonos a donde sea”. Que es lo que dan ganas de hacer.
"Quieren los corazones sin latidos sin sus impulsos", ¿ qué tendrán los sentimientos, verdad?.
EliminarLa ceguera no es solo la de los ojos, sino la ceguera del corazón y la espiritual que impide ver, como una venda puesta en los ojos del alma.
EliminarQué normalidad nos traerán los bárbaros kempis 19
ResponderEliminarMark Twain y su libro "La Decadencia del Arte de Mentir", la mentira no decae siempre ha estado presente, desde la mentirijilla hasta la gran mentira y Quevedo sabía bastante bien de ello.
ResponderEliminarA mí me sigue gustando el lenguaje sencillo del Señor Jaime Otero en su blog, sencillo pero lleno de profundidad, entendible nada que ocultar, claro y sereno, una Bendición de lenguaje, que nos entendamos. Y en lo profesional debe ser claro también el lenguaje. Si alguien presenta rodeos...no es bueno.
ResponderEliminarBueno será recordar que lo que padecemos es la consecuencia, que a su vez es causa de otros padecimientos que nos esperan. A estas alturas, o bajezas, como se quiera, lo que más me preocupa es no ver una voz, con mando, enfrente. De los leninistas y acólitos, la verdad nunca esperé más que lo que dan. De los otros, de joven, esperé. Nada de nada. Todos son, o parecen, un fraude: los obispos que cobran entrada, los curas relativistas, los conservaduros, los conservablandos, las derechonas, las derechitas, y los centristas, que no centrados.
ResponderEliminarSiempre admiré a Piranesi, sus cárceles intrincadas, que más que panópticos son caleidoscopios del horror, pero muy bien dibujadas, y espléndidamente grabadas. No pensaba, pero, llegar a ver a mi Patria convertida en una estampa barroca de escaleras y rejas, sin salida, sin escapatoria.
Don Santiago, como le dije en otra ocasión, estamos en peligro de extinción, como las ballenas, como las escenografías de ópera cabales, como el Arte, y como tantas cosas que admiramos y queremos. Vendrán tiempos muy obscuros pues el Mal nos acecha desde la posición central de este panóptico macabro que usted conoce mejor que yo. La gente en sus cuevas tiene miedo, poca Fe y poca Esperanza. Da pavor y rabia ver el precipicio al que, colectivamente, nos acercamos. Solo me queda la certeza de no ser ni cómplice ni parte y en absoluto responsable de la calamidad.
A su servicio,
Cabe mencionar que la kakofónica expresión Nueva Normalidad tiene un origen en Carl Schmitt, el filósofo de cabecera de Hitler. Viene a decir, por resumirlo mucho, que en el Tiempo Nuevo (los maliciosos recordarán esta frasecilla en la Cadena Ser cuando el infausto 11-m), el derecho de nuevo cuño emana del Führer, y de ninguna otra fuente.
ResponderEliminarSi en boca de D. Adolfo la cosa normaltaria sonaba a terrible promesa y devino en el desastre por todos conocido, me atrevo a aventurar que en boca progresista triunfará durante esos mil años con los que Hitler soñaba.
Hoy en día, Nueva Normalidad suena de un cursi progresista subido y, precisamente por ello, quizá de forma más ominosa. Si el socialismo nacionalista (qué claro suena dicho al revés, ¿no?) alemán necesitó guerras y conquistas, Sánchez el Neonormal no precisa más que de unas pocas televisiones y un suelo de adocenamiento fomentado por cuarenta años de socialdemocracia escorada a babor.
Igualmente, y para finalizar, aventuro que el sustrato de esta nueva cursilada policial, la Neonormalidad, es este que sigue: la capacidad del hombre progresista, del sereno moderado, del racional res-publicano, solidario, empático, ilustrado, humanista, el aristócrata dizque popular, para absorber muertos de diez mil en diez mil y que no pase nada.
Me alegra la mañana leer estos comentarios.. No todo está perdido Juan viejo
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