Esta tarde acaba de decirme Lola que su marido,
Fernando Ortiz, murió de madrugada. Todos sabíamos que estaba muy enfermo, y al
final fue el corazón lo que le falló de repente.
Descanse en paz.
Prefiero no hacer todavía más comentario que el
de antemano hecho por él mismo en este soneto. A mí, extrañamente me consuela.
HOMENAJE AL SONETO BARROCO
Todo la edad lo descompone y muda.
Queda el despojo de la llama ardiente.
Lo que fuera esencial es accidente,
la certidumbre ni siquiera duda.
No existe tiempo que me dé su ayuda
si el aliento vital huye indolente.
Adiós, adiós, adiós, dice el presente
y muestra entera la verdad desnuda.
Ven ya, miedo de sabios y del fuerte;
porque la fuerza y la sabiduría
poco valen al fin ya de un terceto.
Siguiendo la común humana suerte,
a todos llegará el último día
como el último verso a este soneto.
Todo la edad lo descompone y muda.
Queda el despojo de la llama ardiente.
Lo que fuera esencial es accidente,
la certidumbre ni siquiera duda.
No existe tiempo que me dé su ayuda
si el aliento vital huye indolente.
Adiós, adiós, adiós, dice el presente
y muestra entera la verdad desnuda.
Ven ya, miedo de sabios y del fuerte;
porque la fuerza y la sabiduría
poco valen al fin ya de un terceto.
Siguiendo la común humana suerte,
a todos llegará el último día
como el último verso a este soneto.
Fernando Ortiz (1947-2014)
Algunos enlaces relacionados:
Las colinas del paraíso (última entrada, hace
tres días, en su página Fernando Ortiz: Apuntes y Reflexiones)