Enhorabuena por ganar el Premio Cervantes; bien merecido lo tenía. Enhorabuena también, aunque con retraso, por haberse atrevido hace un año a criticar la desvergüenza del plagiario Alfredo Bryce Echenique, con estas palabras bien claras:
"Alfredo Bryce Echenique se
permitió exclamar ‘que se jodan’ en vez de reconocer, como dijo Juan Villoro,
que la cultura no puede estar al margen de la ética."
En
España nadie se atrevió a criticar al ladrón pese a que los plagiados somos
españoles casi todos. La crema de la inteleztualidá española se amilanó. Se
sumió en un prudente silencio. Ningún periódico español, que yo sepa, le afeó la conducta a Alfredo Bryce Echenique. En cambio, en Chile, en México, en el Perú,
siempre al otro lado del charco, hubo mayoría de voces altas y claras contra el
abuso. Y la voz decana fue la de Elena Poniatowska. Tenía que ser una polaca
mexicana de ideas rojas y sangre azul la más señalada disconforme con el atropello de Alfredo
Bryce Echenique.
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Alfredo se comporta como lo que es, un cara. Lo triste es que se lo toleran, porque quien más y quien menos, son de su cuerda
ResponderEliminarYa es triste ya, eso de plagiar, y eso de ser pelota. Actividades propias de infelices que confunden el valor con la circunstancia, y el intelecto con el intestino.
ResponderEliminarMas apena ver hasta que punto la vileza puede prosperar, y como hiberna la Justicia que debiera corregir el atropello, ya es bien verdad que "asinus asinum fricat", y que aquí hay mucha - como decís-inteleztualidá y Kultura (con tufo a Cannabis sativa y a subvención), pero poco jabón y agua caliente.
A su servicio,
Me agrada su página, peor tenía que decir esto:
ResponderEliminarA mi, siendo mexicano, me sorprendió y molestó que a Poniatowska le dieran el Premio Cervantes. Dése cuenta de que, aunque es una cronista y periodista medianamente buena, no es propiamente "literata" y no considero que tenga los suficientes méritos literarios, ninguna obra excepcional. Igual que los Nobel, ahora también el Cervantes se degrada... Todo en decadencia. Saludos.
Sospecho que Tamarón no es muy ingenuo. Más bien, tal vez piense que la enemiga de su enemigo es su amiga, y de ahí el elogio.
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