Los portentos curan o mitigan las zozobras que nos asaltan en tiempos de tribulación como los que corren. El único problema es que casi nunca sabemos lo que presagia el portento; a veces ni siquiera sabemos si presagia algo bueno o algo malo.
Esta semana, sin embargo, ha empezado bien para mí ya que una modesta hierofanía me anima. Bajo unos arces, en mi prado, encontré un cónclave de hierbas de San Juan con hierbas de Santiago. El suceso es insólito, como los propios nombres de estas hierbas parecen indicar: la hierba de San Juan (Hypericum perforatum L.) florece por San Juan; quizá haya que aclarar a los posmodernos que eso es el 24 de Junio. Y la hierba de Santiago (Senecio jacobea L.) florece por Santiago (el 25 de Julio), con perdón de los talibanes laicistas.
La más somera exégesis apunta a otros datos significativos y aun prometedores. Ambas yerbas son vulnerarias y sirven para sanar tanto las heridas como las quemaduras. Parece natural, puesto que los hermanos Santiago y San Juan eran Hijos del Trueno y, como tales, Apóstoles y Santos poco postconciliares y acomodaticios. Todo indica, pues, que la concurrencia de ambas yerbas permite esperar que en lugares donde se produzca no habrá incendios. O por lo menos que si los hay, el hideputa causante arda dos veces, primero en su propio incendio y luego en el infierno. Amén.
En prueba de todo esto, véase una fotografía que el Lunes hice de las dos yerbas santas (la de San Juan tiene cinco pétalos grandes y la de Santiago diez o quince pequeños). Como es confusa, la redimo con una imagen de Santiago matando moros, obra de Juan de Flandes, hacia 1500, en el Museo Lázaro Galdiano.
(Juan de Flandes, Wikimedia Commons) |
Marqués, no diré que su prosa me sorprende, nos tiene ya de sobra acostumbrados a la calidad y a la elegancia, mas leyendo este su escrito, no puedo dejar de reafirmarme en esa sensación que produce la buena prosa cuando huele a pan tierno.Habla usted de hagiografía de yerbas y de saberes, y como si nada, remata la faena con manoletinas bien cuajadas y un merecido pase de desprecio al marraco incendiario. Le admiro. S.S.S, David Flores.
ResponderEliminarRefuerza la buena índole del presagio el sinónimo de la hierba de San Juan: espantadiablos. Y es que ya su nombre científico, Hypericum, apuntaba a lo mismo, pues quiere decir en griego "sobre las imágenes" o "por encima de una aparición". No es de extrañar que en países como Alemania se recete como remedio contra la depresión, ese viejo diablo.
ResponderEliminarUna vez más, Nomen est omen.
Pues a ver si espabilan los Hijos del Trueno y achicharran a los Hideputas incendiarios antes de que éstos achicharren a España.
ResponderEliminarPorque lo que es los jueces, fiscales, policías y ecologistas no van a mover un dedo. Y no digamos los guardabosques, que lejos de guardar los bosques muchas veces los incendian.
Por de pronto seguimos sin saber cuántos hideputas siguen en la cárcel después de los incendios del año pasado. Nunca nos dan oficialmente estas estadísticas, y cuando lo hacen están incompletas o son equívocas. Por algo será.
Bellísimo, exacto y poético comentario -esta enumeración de sustantivos es complementaria, que no contradictoria- que desde la cumplida descripción de unas humildes hierbas termina en la apoteósica invocación a Santiago, hijo del Trueno, a quien se reproduce troceando en rodajas a los sarracenos. No una Alianza de Civilizaciones. Si no estamos ciegos, sería bueno que La Europa -como la llamaba ese gran escritor y diplomático andaluz que como Tamarón fue Tassara, y como él Embajador de España en Londres- o la Cristiandad, se preparara para una nueva cruzada, en defensa de la barbarie asesina agarena. Sentido práctico y no pamemas.
ResponderEliminarFernando Ortiz
Todo me parece fantástico... Pero cuando se toca el tema religioso, no puedo menos de puntualizar. Es lamentable se haya mantenido una antorcha encendida a la humanidad, llamando a peregrinos y creyentes de todo el mundo basada en la leyenda de Santiago Matamoros y ahora que la iglesia da marcha a tras, la antorcha sigue, aunque el sustento se tambalee.
ResponderEliminarPero la acción acomodaticia de la iglesia es una constante, introduciendo cuñas de religiosos que intentan conciliarla con la ciencia.
A donde llega el espectáculo que aunque la iglesia ha mantenido un observatorio desde 1578 últimamente a montado uno en 1981, por primera vez en su historia, siendo el Observatorio, un segundo centro de investigación, el “Vatican Observatory Research Group (VORG)” en Tucson, Arizona, Cuya principal misión es encontrar a Dios. Yo creí que como siempre la iglesia no necesita encontrar lo que tiene en las sagradas escrituras, escritas por el mismo Dios.
http://vaticanobservatory.org/
http://uanews.org/node/23655
No he encontrado nada que confirme lo que dice JosemartR en los enlaces sobre el Vaticano (VORG) que él mismo propone. Ni siquiera confirman sus faltas de ortografía. Al contrario, dan información -en excelente inglés- que deslinda religión y ciencia. Recomiendo su lectura.
ResponderEliminar