Marqués de Tamarón || Santiago de Mora Figueroa Marqués de Tamarón: ¿Neutralia es España?

lunes, 17 de mayo de 2010

¿Neutralia es España?

por Joaquín Torrente

Decía hace unos días Scott-King en este foro que hasta a su progenitor Evelyn Waugh empiezan a presentarlo ahora –claro que sólo en España- como progre. Y preguntaba a continuación Otto Silenus si alguien podría demostrar con datos concluyentes que “Neutralia is not Spain”. Todo esto viene a cuento de que, con motivo de la edición española del libro de Evelyn Waugh Scott-King’s Modern Europe, se publicó en la prensa digital un artículo titulado “El viejo inglés en la Neutralia de Franco” que daba por sentado que la Neutralia descrita por Waugh era la España de 1946 que el escritor acababa de visitar con ocasión de un Congreso sobre Francisco de Vitoria. “Su visión de España –pudimos leer- no es positiva y no tiene que ver sólo con su rechazo de la dictadura, sino más bien con su conocido esnobismo”.
El diagnóstico no es, ni mucho menos, exacto. Con Evelyn Waugh hay que tener presentes siempre estas palabras escritas en el frontispicio de su novela Brideshead revisited: “I am not I : thou are not he or she : they are not they”. La interpretación obvia, la exégesis que cree descubrir lo evidente casi nunca es la adecuada.
Que Waugh lo pasó mal en su viaje a España –recepciones interminables, horarios intempestivos, malas comidas y peores bebidas, contertulios sin interés, desplazamientos martirizantes- no es ningún secreto y lo cuenta en sus Diarios con escrupuloso detalle y sin ahorrar datos ni identidades. Waugh no era un huésped fácil y el viaje fue para él una tortura. “Instead of the pious and peaceful retreat at Salamanca which I expected, I find myself whirled round Castile to a series of mayoral receptions, conducted tours & needless drives in a decrepit charabanc”. Que muchas de aquellas experiencias le sirvieron para ilustrar su narración está también fuera de toda duda. Pero la intención de Waugh con aquel libro no era la de satirizar la España franquista, sino otra mucho más sutil. Pretendía expresar en forma de parábola su desagrado ante el saqueo de Europa, su desencanto por el resultado de una guerra mundial –a sweaty tug-of-war between teams of indistinguishable louts- de cuyos fatales resultados había sido testigo excepcional durante su misión militar en Yugoslavia. No por nada había escrito Waugh un informe titulado “Church and State in Liberated Croatia” en el que deploraba que Gran Bretaña estuviera prestando ayuda al fortalecimiento de un régimen que amenazaba con destruir cualquier resto de cristianismo en una región en la que había cinco millones de católicos, los cuales nada podían esperar del gobierno de Tito. Como explica Selina Hastings, biógrafa autorizada de Waugh, cualquier preocupación por parte del gobierno británico sobre la suerte de los católicos de Yugoslavia era mínima, mientras que existía en aquella administración verdadera inquietud por mantener buenas relaciones con el Mariscal.
Por eso Christopher Sykes, su primer biógrafo, dice que “all critics and all readers, excepting the initiated, took Neutralia for a picture not of Spain but of Yugoslavia. Though nothing like the adventures of Scott-King had happened to Evelyn in Yugoslavia, I think they were right. He was obviously working on experience, and one can usually tell this. Unless one has experienced an “international conference” on something or other, one cannot write of the successive scenes of mismanagement with the mastery Evelyn shows here (…) The regime under which Scott-King suffered his ordeals is clearly left-wing, an accusation of which General Franco’s regime was innocent”.
Lo mismo pensó George Orwell, quien publicó en el New York Times en febrero de 1948 una recensión de la novela titulada “Mr. Waugh pays a visit to perilous Neutralia” (http://www.nytimes.com/books/97/05/04/reviews/waugh-scottking.html). Para Orwell la novela era un intento fallido de escribir una contrapartida europea a su sátira americana The loved one. Si América adora cadáveres, viene a decirnos Waugh, Europa los produce en masa. El mundo moderno es tan demencial y está tan abocado al fracaso que todo intento de entenderlo o contemporizar con él resulta degradante. Es preferible salvar de la hecatombe unos pocos principios morales y algún resto de cultura clásica, como explica Scott-King al director de su colegio: “I think it would be very wicked indeed to do anything to fit a boy for the modern world”.
Lo que reprochaba Orwell a Evelyn Waugh era que al presentar Neutralia como régimen político derechista aunque revestido de los estigmas de una dictadura de izquierdas, estaba restando efectividad a la crítica política subyacente. Si su intención era ilustrar el hecho de que la cultura clásica, la civilidad europea, los placeres de la amistad y la cortesía, de la buena mesa y los viajes, habían sido las primeras víctimas de la Guerra Mundial, Orwell discrepaba del procedimiento y también del mensaje en sí. Para el crítico, una cierta actitud mental, hostil al progreso –en cualquiera de sus versiones- pecaba de superficialidad y era en definitiva la que había favorecido el advenimiento de regímenes políticos como los que Waugh quería denigrar. El autor de parábolas sobre el totalitarismo tan concluyentes como Animal Farm y 1984, decía que el retrato de los funcionarios y comisarios políticos de Neutralia habría sido más eficaz si el autor, en lugar de mostrarse tan displicente con las llamadas repúblicas populares, hubiera optado por indagar cómo funcionan en la realidad. Y concluía señalando que tal vez tuviera razón Scott-King al pensar que una formación clásica era un excelente profiláctico contra el mundo moderno, pero que quien quisiera combatir eficazmente su locura haría bien en dedicar algo de su tiempo a la lectura de un simple folleto sobre el marxismo. La pirueta de Waugh, que ilustraba con el anecdotario de un viaje académico a España una sátira sobre lo que estaba gestándose en el extremo opuesto de Europa, emborronaba, en definitiva, su propósito.
En la correspondencia de Evelyn Waugh hay alguna carta que evidencia lo mucho que estimaba en lo literario y en lo personal al autor de 1984. “Would we be welcome one afternoon?”, le pregunta Waugh en julio de 1949, después de comentarle extensamente su recién publicada novela. En otra le recomienda una obra de P.G. Wodehouse, en cuya defensa se había distinguido el siempre lúcido Orwell. Lúcido y provocador: en el momento de su muerte, George Orwell se encontraba preparando un ensayo sobre Evelyn Waugh en el que pensaba utilizar al autor de Scott- King’s Modern Europe para rebatir la falacia marxista de que el arte sólo puede ser bueno si es progresista.

Joaquín Torrente
Mayo 2010

2 comentarios:

  1. Es aleccionador que el punto de acuerdo entre Orwell y Scott-King(y su progenitor Evelyn Waugh) sea recomendar la prevención de la locura moderna mediante la educación clásica.
    ¿Hay retroceder tanto, otra vez, para conseguir algo de impulso?

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  2. No conocía este blog y no sabía lo que me estaba perdiendo. Siempre es un placer leerte.
    Ahora voy leyendo marcha atrás los post y poniéndome al día.
    Con respecto al artículo sobre Waugh, interesantísimo, cedo a la tentación de una minúscula apostilla. La estimación de Waugh hacia Orwell existió (en sus diarios afirma que le encantó "Animal Farm"). Empero, hay alguna marrullería por ahí, creo. Si la memoria no me traiciona, en la carta que se cita, el "we" se refiere a unos vecinos que, al parecer, querían conocer a Orwell. No es lo mismo decir: ¿cuándo nos vemos?, que decir: ¿te molestaría que te llevara a estos vecinos que están empeñados en conocerte?
    Eso en cuanto al tono. En cuanto al fondo, no sin aprecio, Waugh es en esa carta muuy crítico con "1984" (a ratos le parece inane y torpe, etc.) y sobre todo le reprocha (si la memoria me es fiel) la ausencia de religión en la fantasía orwelliana.
    En fin, era por decir algo, porque me ha interesado mucho.
    Y gracias por el blog y este instruir deleitando.
    Un abrazo
    Rafael Reig
    (Mi torpeza informática me ha obligado a entrar como anónimo; ya intentaré remediarlo la próxima vez)

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