Imagen de: EFE
Un verano tan caluroso como este del 2025 debe de alegrar a los incendiarios. Sin duda, esa subespecie de los hijos de puta estará haciendo su agosto, prendiendo fuego con el mínimo esfuerzo a miles y miles de hectáreas, causando muertes humanas y destrozos sin fin en otras especies domésticas o agrestes, animales o vegetales. Hasta ahí nada de ello es novedoso en los comportamientos humanos al menos desde el Pecado Original. Pero lo importante es que cada vez más la impunidad de los delincuentes impera en España.
En este asunto, como en otros, ayudaría a mantener un mínimo orden frente a la delincuencia el que se hicieran públicas todas las estadísticas que hacen al caso:
Nombres de los detenidos, nombres de los acusados, nombres de los condenados y penas. Y, sobre todo, duración del cumplimiento de la pena. Que yo sepa una de las peculiaridades de nuestro Estado de Derecho es que es muy parco en informar de las sentencias judiciales y en especial de su grado de cumplimiento.
En fin, cada vez más cabe preguntarse si España, que sin duda es una Democracia, es también un Estado de Derecho.
Enlaces relacionados:
El calor y la mala sangre (2022)
¿Por qué arde España? (2021)
La tragedia recurrente (2019)
Fuego, crimen y castigo II (2017)
Fuego, crimen y castigo (2016)
Los hideputas hacen su agosto (2015)
Verano de bochorno (2015)
De nuevo la infamia impune (2014)
Más hideputas que pirómanos (2013)
España pronto en llamas (2013)
"España está que arde" y "Algo suyo se quema" (2012)
Más canallas impunes (2012)
Sigue la impunidad de los canallas (2012)
Otra falacia patética (2010)
La herida infectada (2010)
La impunidad de los canallas (2009)
¿Cleptocracia o pulcrofobia? ¿O simple amnesia colectiva? (2009)
Otra falacia patética (2008)
Entradas
Si uno fuera hallado prendiendo el monte, sea arrojado al fuego, dicen que dejó mandado Alfonso X el Sabio. Ojalá despertara.
ResponderEliminarSegún la Revista de estudios histórico-jurídicos de Valparaíso, Chile, 2011, en las Cortes de Segovia, del 27 de febrero de 1256, se decretó: “que no pongan fuego a los montes so pena de echarlo dentro”, es decir, se castigaría al incendiario siendo él mismo arrojado al fuego, así mismo, en las Cortes de Valladolid, el 18 de enero de 1258, se reiteró esa prohibición —“quemar los montes”— acentuando el castigo: “al que lo haga se le eche al fuego”. Y en caso de no poder prenderle fuego (quizás por fallecimiento o huida), se le confiscaban todos sus bienes.
EliminarUn incendio provocado no es solo fuego: es cobardía encendida, destrucción planificada y un recordatorio de que algunos prefieren ver todo arder por pura crueldad, quienes disfrutan viendo desaparecer árboles milenarios, fauna inocente y rincones irremplazables, como si destruir vida fuera un espectáculo. No es valentía ni poder, es pura miseria humana con olor a humo.
ResponderEliminarBien dice doña María, así es.
EliminarMil gracias pr su blog Don Santiago
ResponderEliminarJuan Viejo
ResponderEliminarCalamidad. Es una vergüenza. Es una misería. Estoy harto, cansado y triste. Siempre es lo mismo, siempre los mismos, siempre en lo mismo. Tengo la certeza de que vamos a peor, en casi todos los sentidos, menos en las "lucecitas de leds",que en eso prosperamos . No tiene solución, es la consecuencia natural de un estado en demolición que otrora lo fue de obras. Amo a España, pero siento hastío al pensar en esta España quemada, estúpida y miserable llena de taifas e inútiles que lo empozoñan y confunden todo con la malevolencia y desidia propia de Satanás y sueldazos de Herodes. Ellos son los responsables, los hijoputas que prenden fuego son manos ejecutoras de la pozoña y calamidad que los ha visto nacer y crecer.
ResponderEliminarA tu servicio querido amigo, lloro y lamento estos fuegos no más que tú, pero como tú. David.