Está claro que el apóstrofe de aquel general es un discurso elegante, si aplicamos el concepto de elegancia tal como se usa en ciencias físicas y naturales. «La elegancia de cualquier generalización científica —dice Edward O. Wilson, el biólogo— se mide por su simplicidad en relación con el número de fenómenos que abarca». Cambronne pudo haber pronunciado un discurso prolijo declarando que por sentido del honor, oportunidad táctica y vergüenza torera no pensaba rendirse sino seguir matando prusianos. Prefirió resumirlo todo en el exabrupto Merde! Fue elegante. Pasó a la Historia.
Esta elegancia, hecha de concisión, precisión y claridad a partes iguales, es tan compatible con el desgarro como con la exquisitez. Puede darse en pintadas, gritos callejeros o maldiciones gitanas, pero también en lemas heráldicos, epitafios o viejos textos legales. Donde hoy es ya inútil buscarla es en el Boletín Oficial del Estado o en los diarios de sesiones parlamentarias. Así es que más vale fijarse en las sucias vallas. Hace un mes observé en Palencia, cerca de la catedral, esta notable afirmación teológico-política pintarrajeada en una casa en ruinas: Dios hubiera votado no y el diablo sí. Aparte de una ingenua fe en el talante democrático de Dios y del diablo, la pintada revela cierto gusto por el misterio, ya que no aclara de qué votación se trataba. ¿OTAN, aborto, LODE? Otra mano, queriendo acaso aclarar, había complicado la cosa al añadir, tajante, hijos de puta. Resultaba en cambio inequívoca la ironía de otro letrero de autor anónimo visto en Venta de Baños, importante nudo ferroviario donde es de suponer que los trenes atropellan de vez en cuando a algún borracho en los pasos a nivel: RENFE, te quiero sin barreras.


(Este artículo apareció en el ABC del 16 de Mayo de 1987)
Proceden dos addenda, uno culto y otro cutre, ambos tajantes.
Addendum cutre:
Nos están meando y dicen que llueve (pintada suscrita con la A de los anarquistas, vista en octubre de 1987 en la calle de Melquiades Biencinto, Vallecas).
Addendum culto:
Nihil obstat (no me refiero al uso habitual de la frase nada se opone —resolución favorable de la censura eclesiástica— sino al uso propuesto por Maurice Baring en 1917: lema heráldico de la nueva arma, los carros de combate).
(El artículo y esta nota fueron recogidos en los libros El Guirigay Nacional (1988) y El Guirigay Nacional. Ensayos sobre el habla de hoy (2005))
De haber escrito hoy el anterior comentario, hubiese sido más severo con las burdas pintadas. Quizás antes había algunas con gracia o con vigor, pero ahora, desde que las llaman grafitis (sic) en vez de pintadas, los letreros y monigotes se han vuelto cursis además de feos. Para colmo, dicen que en la próxima edición del Diccionario van a admitir el barbarismo analfabeto de grafiti, aunque otro informador más solvente me asegura que no, que lo que van a hacer es remitir desde grafiti a grafito, cuyo plural sería grafitos. Parece plausible puesto que en italiano, de donde viene la voz, en singular se dice graffito y en plural graffiti.
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Bibliografía del Marqués de Tamarón
(c) Marqués de Tamarón 2008
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