Me olvidé ayer de pedir nueva ayuda a los lectores sobre otra cita orteguiana sin verificar. Creo haberle leído alguna alusión a la cautela conveniente ante cualquier consenso político general, no sé si en la España contemporánea o en todo el mundo moderno. Decía algo así como "recelemos de una idea que entusiasme por igual a izquierdas y derechas".
Aunque tal vez lo haya soñado yo en un ataque de pensamiento desiderativo (wishful thinking, que dicen los bárbaros y los barbaristas). De ser de Ortega, apoyaría mi desconfianza ante la opinión general sobre el Quijote y algún otro fenómeno inquietante de unánime valoración histórica o literaria.
¿Alguien puede ayudarme?
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No conozco la cita de Ortega, pero me apresuro a tranquilizarle sobre el Quijote. El general consenso se debe simplemente a que la mayoría de los que en el particpan, no lo han leído. Seguimos oyendo una y otra vez aquello de "con la Iglesia hemos topado" que no aparece en el libro, pues los protagonistas sólo dan con la Iglesia de El Toboso cuando buscando el palacio de Dulcinea se pasean de noche por el pueblo.
ResponderEliminarAl tener pendiente la lectura de Ortega, mi ayuda venía por la búsqueda en la red en base a palabras clave, posibles sinónimos, retorcimientos del lenguaje... aquí me he caído con todo el equipo. Pero no todo está en internet y mucho de lo que está se encuentra en esa "internet profunda" a la que no llegan los buscadores convencionales. Pospongo para dentro de unos días ese periplo.
ResponderEliminarPor no hacer estéril del todo este comentario y aprovechando la coincidencia, cito de entre mis apuntes para un próximo examen sobre opinión pública:
«El consenso fabricado no tiene, naturalmente, mucho en común con la opinión pública, con la unanimidad final de un largo proceso de aclaración recíproca; el "interés general", sobre el cual sólo podía realizarse libremente una coincidencia racional de las opiniones públicamente concurrentes, se ha frustrado justo en la medida en que las auto-representaciones publicísticas de intereses privados privilegiados lo adoptan para sus fines particulares».
"Historia y crítica de la opinión pública", J. Habermas.
Si la mención al Quijote viene por la discusión en la charla del otro día, aquí alguien que humildemente estuvo de acuerdo con el punto de vista de que Cervantes es enemigo de su personaje. Sí, le hizo morir mal y (por lo poco que recuerdo ya) se recreaba en su ridiculización. Me alegró la referencia a la paliza del criado, que me impactó en su momento. Es una relectura también pendiente.
Alcides, esas frases célebres nunca dichas por quien se supone que las dijo. Durante mucho tiempo creí que las aventuras completas que había en casa del bestia sélere de Sherlock Holmes no eran tan completas, si les faltaba el "elemental, querido Watson".
Vanhomrigh, de la opinión pública tenía Ortega un pobre concepto: "La opinión pública y los apasionamientos políticos son obra vil del contagio". ("Apatía artística", El Espectador - IV). Y en general era muy consciente de que liberalismo y democracia eran términos tan poco sinónimos que resultaban antónimos, como lo demuestra con sus "Ideas de los castillos", El Espectador - V. Así es que no sería de extrañar que en algún momento se le hubiera escapado algún exabrupto parecido al que busca Tamarón. Pero yo tampoco sé dónde puede hallarse.
ResponderEliminarTiene usted razón a propósito de las falsas frases célebres. Quizás todas lo sean (todas los célebres sean falsas y todas las falsas sean célebres). Desde luego es falsa y célebre el "play it again, Sam" que se suele poner en la boca de Humphrey Bogart en Casablanca. Dice lo mismo pero con otras palabras que no recuerdo.
Y yo también querría saber cuál es su arma secreta para encontrar las citas.
Creo que sólo sobra el "again", Obiter S.
ResponderEliminar¿Ortega anticipando ya uno de los postulados de la teoría de la espiral del silencio? Pues sí me lo creo. Qué daría por saber lo que opinaría de la opinión pública de hoy y de los sondeos de opinión y de los climas de opinión, etc. etc.
Por cierto, también del periodismo podría decir "no es esto, no es esto". El problema es que nunca lo fue. Hace poco guardé la siguiente cita de Benito Pérez Galdós, que veía llegar a Amadeo de Saboya y a María Victoria. Y es que a pesar de que su reflexión, Obiter S., no iba por ahí, tiendo a pensar que el problema de la opinión pública siempre ha estado en otro lado (aunque en una discusión no duro nada, se me convence pronto de lo contrario):
«Llegado el día de la entrada de nuestra soberana, doña María Victoria, me planté en el Prado, por donde la comitiva habría de pasar, dispuesto a referir el acto para nuestro periódico, conforme a las indicaciones de Mateo Nuevo, quien me ordenó que hablase de la señora reina con respeto, pero sin entusiasmo. Yo debía decir que doña María Victoria era atrozmente virtuosa; pero que no lograría captarse el amor de los españoles, que ya no querían cuentas con reyes, y menos si son extranjeros.
»Vi la regia procesión palatina entre filas de tropa y grandes masas de gentío curioso. Pensaba decir en mi crónica que en las caras del pueblo se "combinaba la curiosidad con la indiferencia", y que el sentimiento general era de lástima más que de simpatía. En esto no decía verdad. Las mujeres, sobre todo, contemplaban a la reina con alegría, y con cierta confianza la saludaban, cual si en ella vieran la más alta de sus iguales».
El arma secreta es... ah, pero este comentario ya me ha quedado tediosamente largo.