Marqués de Tamarón || Santiago de Mora Figueroa Marqués de Tamarón: Don Manuel Azaña contra los abyectos necrófagos

miércoles, 7 de agosto de 2019

Don Manuel Azaña contra los abyectos necrófagos

 Citas proscritas III

   "No hay duda, desenterrar a los muertos es pasión nacional. ¿Qué incentivos secretos tienen para el español los horrores de ultratumba que no se satisface con ponderarlos a solas y ha de ir a escarbar en los cementerios a cada momento? ¿Vocación de sepultureros, realismo abyecto, necrofagia? De todo hay en esta manía. Aquí la hemos denunciado más de una vez".

   Manuel Azaña, "Quintana en la infausta remoción de sus huesos", La Pluma, marzo de 1922.


   (citado por José Esteban, en Unidad Cívica por la República, 25 de Septiembre de 2014.)   



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3 comentarios:

  1. Juan M. de Barandica8 de agosto de 2019, 9:55

    Oportunísima Cita Proscrita.
    Difícil resulta imaginar un mejor diagnóstico y una mejor descripción de la necrofagia -necrofilia patológica que con tan lamentable frecuencia histórica nos ha afectado y nos afecta ahora de forma extrema y encanallada, como corresponde a una sociedad que ha sufrido un tremendo deterioro cultural y moral y a unos dirigentes que gustan proclamarse herederos políticos de Azaña, pero se empecinan, con empeño tan pertinaz como torpe, en ignorar sus palabras.

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  2. Bueno, en España casi cualquier muerto es grandioso, menos Franco hoy, ese no. La simpleza, pariente hermana de lo vil cuando no atiende a razón del sentido común al menos, es garantía de público para el espectáculo de enterrar, desenterrar, y sus metáforas correspondientes esto es: cambiar nombres de calles, plazas y pueblos, y a veces en la versión magna quemar iglesias, con sus muertos dentro y sus santos incluidos, claro. Así mientras desentierran, cambian, re-entierran, buscan, encuentran y no encuentran se atiende a todo menos a lo importante que de conocerse daría pavor (en serio, pavor). Los guionistas son los de siempre, paupérrimos morales e ignorantes ilustrados, o sea doctores del anatema e hidalgos de la Nada. Además, para su fortuna los muertos no suelen quejarse (menos el comendador del Don Juan, que ese vino a cenar para sorpresa de todos).
    En fin, más de lo que suele servirse como plato recalentado hediondo. Falta casi todo lo que sobra al revés. Verían que final más dramático (artísticamente hablando) si alguno de los desenterrados (o candidatos a serlo) en disconformidad con el nuevo sepulcro se levantara para hacérselo saber al hipócrita desenterrador. A Fe mía que me lo pasaría en grande, como ya no me lo paso desde que... (en fin, eso lo dejamos para otra ocasión).

    Un cordial saludo Tamarón de su amigo, y no por eso lejos de su servicio.

    David Flores

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