El asunto de los incendios de montes es todavía más siniestro de lo que parece. Según el artículo que reproduzco a continuación, aparecido en The Economist de esta semana, 23 de Agosto 2025, la razón principal causante del 57% de los incendios, según un estudio hecho en Italia y aplicable a España y Portugal, es que están provocados por quienes piensan edificar en lo que hasta antes del incendio habían sido zonas verdes donde no se podía construir. Así es que es posible que el desastre de este verano, con sus muchos muertos y desaparición irreparable del medio natural, se deba a la simple y criminal codicia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Lo sospechaba. Como decíamos en el otro comentario la misma pozoña invade gran parte del Mundo Occidental cada vez más parecido. Es demoledor. Insisto en mi tesis de que todo proviene del desbarajuste moral del demoronamiento de Occidente y en el caso de España, por su idiosincrasia, a la cabeza. Creo recordar que fue en Belgrado donde en una reunión distendida se me instó a definir en pocas palabras nuestro país. No dudé y califique a España de amplificador. Si entra algo bueno se convierte en magnífico, si por contra entra algo malo se convierte en terrorífico. No hay casi nunca punto medio, del cielo al averno en tres tardes. Naturalmente la reunión era amistosa y afable, pero incluso pensándolo más formalmente lo suscribo aún. Por esta razón es tan peligroso azuzar en España fuegos y bajas pasiones que acabarán siendo colosales para escándalo de algunos y regocijo de otros.
ResponderEliminarA tu servicio querido amigo. David
El cambio de uso forestal de un terreno afectado por un incendio está prohibido durante treinta años. Y dudo que haya promotores interesados en construir en las zonas de España donde se han producido los incendios, aunque en España nunca se sabe. Como suele decir Ignacio Ruiz Quintano, en el Estado de Partidos todo es mentira menos lo malo.
ResponderEliminarSaludos
Querido Santiago:
ResponderEliminarUn verano más, el guirigay nacional, como tan acertadamente lo llamaste en aquel libro, toma la forma del fuego interesado y aprovechado a conciencia por unos y por otros. Nada cambia ni cambiará, como nos advirtió Lampedusa. Inmobiliario, energético y político, el incendio es un negocio redondo, sin olvidar los réditos en moralina, no menos sustanciosos. El fuego es ya una moneda más valiosa que el oro, y no la van a devaluar.
Con afecto,
José A. Martínez Climent