Marqués de Tamarón || Santiago de Mora Figueroa Marqués de Tamarón: Botones de muestra (XXXI)

viernes, 6 de mayo de 2016

Botones de muestra (XXXI)



      Se ignora mucho de Cervantes pero más aún se desconoce sobre Shakespeare. No sé si estas carencias tienen remedio, pero en todo caso hay que tomarlas con más de un grano de sal en este cuarto centenario de la muerte de ambos escritores. Las incógnitas sobre Cervantes nunca alcanzan la envergadura de las dudas sobre Shakespeare, que llevan a algunos a creer que la obra de Shakespeare no es de Shakespeare, mientras otros discuten sobre su posible condición de católico clandestino. Pero las ambigüedades sobre la vida de Cervantes son muchas y muy hondas. Diríase que podrían interpretarse como una novela de aventuras escrita por un novelista psicológico.

      Eso es lo que hace con ejemplar mesura el brillante hispanista francés Jean Canavaggio. No elude los elementos equívocos, ni siquiera los que tienen ribetes vidriosos. Pero tampoco se recrea en ellos. Comenta el caso Ezpeleta, la cárcel en Sevilla, el intento frustrado de ir a Indias, e incluso las lagunas de su largo cautiverio en Argel. Lo hace con admirable templanza, compasión y aun sentido del humor. Sin embargo lo más notable es el relato que hace de los cinco últimos días de la vida de Cervantes, sobre los que tenemos el testimonio estremecedor de las palabras del propio autor:
[...] el lunes 18 de abril [de 1616], el licenciado Francisco López, limosnero del convento de los trinitarios había ido a administrarle los últimos sacramentos. Al día siguiente de la ceremonia, Cervantes aprovechaba un breve respiro para dirigir al [Conde] de Lemos la admirable dedicatoria del Persiles
           Aquellas coplas antiguas, que fueron en su tiempo celebradas, que comienzan: 
Puesto ya el pie en el estribo, 
quisiera yo no vinieran tan a pelo en esta mi epístola, porque casi con las mismas palabras la puedo comenzar, diciendo: 
Puesto ya el pie en el estribo,
Con las ansias de la muerte,
Gran señor, ésta te escribo, 
Ayer me dieron la Extremaunción, y hoy escribo ésta. El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan, y con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir, y quisiera yo ponerle coto hasta besar los pies a vuesa Excelencia; que podría ser fuese tanto el contento de ver a vuesa Excelencia bueno en España, que me volviese a dar la vida. Pero si está decretado que la haya de perder, cúmplase la voluntad de los cielos, y por lo menos sepa vuesa Excelencia éste mi deseo... 
      «Llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir.» Con el solo fin, precisa el agonizante, de ofrecer al ilustre mecenas las obras que le ha prometido y, particularmente, «el fin de la Galatea de quien sé está aficionado vuesa Excelencia». Por cierto, en el autor del Quijote, el hombre y el escritor no son más que uno. Pero en verdad, añade con melancolía, «si a dicha, por buena ventura mía, que ya no sería ventura, sino milagro, me diese el cielo vida». El milagro no se producirá. El miércoles 20 de abril, Cervantes dicta de un tirón el prólogo del Persiles, y concluye dirigiéndose al lector: 
          Mi vida se va acabando y al paso de las efemérides de mis pulsos, que, a más tardar, acabarán su carrera este domingo, acabaré yo la de mi vida (...). ¡Adiós gracias; adiós, donaires; adiós, regocijados amigos: que yo me voy muriendo, y deseando veros presto contentos en la otra vida. 
      Éstas son las últimas palabras que de él conservamos. El viernes 22 de abril, poco más de una semana después de William Shakespeare, Miguel de Cervantes rinde el último suspiro.
      No se me ocurre mejor homenaje al escritor más interesante, más enigmático pese a sus aires risueños -a veces cómicos de sal gorda- Miguel de Cervantes, que reproducir estos párrafos esclarecedores de Canavaggio. Por lo mismo también los cité de viva voz en la entrevista que abajo aparece.

      Pero recomiendo igualmente la lectura del Prólogo y la Bibliografía del erudito francés. Reconoce lo mucho que no sabemos y tal vez nunca sepamos sobre el Gran Manco. Añade que "se echa de menos un Corpus cervantinum, es decir, una recopilación metódica y crítica de todos los documentos referentes al escritor". Y concluye con inocente osadía "carecemos, asimismo, de una biografía crítica digna de este nombre: en su mayoría, las Vidas de Cervantes son, en efecto, relatos novelados. La obra monumental de Luis Astrana Marín, Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra [...] es muy discutible en su método y sus prejuicios, pero reúne una suma considerable de informaciones, y constituye por ello una referencia insustituible". Esas y otras observaciones clarividentes le han acarreado más de un roce dentro de la Crema de la Inteleztualidá. Y es que, ya se sabe, genus irritabile vatum. Ya lo era, por cierto, en los tiempos de Cervantes. Por eso se despidió en el lecho de muerte de sus compañeros de la República de las Letras con ese sarcástico y macabro "adiós, regocijados amigos: que yo me voy muriendo, y deseando veros presto contentos en la otra vida".














Cervantes
Por Jean Canavaggio
Colección Austral
Editorial Espasa Calpe
Madrid, 2005







6 comentarios:

  1. Querido Santiago:
    Hazme, por favor, un hueco en tu bitácora para que pueda dejar el testimonio de nuestro agradecimiento por tu colaboración en el video de la Oficina de Información Diplomática con ocasión del IV centenario de la muerte de Cervantes.
    Ya sabía yo, por haberte leído hace unos pocos años en el ABC o en el Guirigay Nacional, que tus reflexiones sobre Cervantes y su obra serían de mucho interés, no provocadoras, en el sentido que solemos dar a esa expresión, sino thought-provoking, que nos invitarían a replantearnos nuestras ideas sobre Cervantes, liberados del sedimento que han ido depositando en nuestras entendederas tantas generaciones de cervantistas.
    Creo que el resultado ha sido muy bueno. Veo que lo has subido a tu bitácora de modo que sus lectores puedan disfrutarlo fácilmente, como les recomiendo. No por acatar una cláusula de estilo casi obligatoria sino por atenerme a la verdad estricta tengo que decir que todo lo que hay de bueno en este video te lo debemos a ti, a la hondura de tu análisis y a tu independencia intelectual y cualquier defecto, a la torpeza de éste tu viejo alumno, compañero y amigo affmo
    Miguel Gómez de Aranda


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  2. Aún no del todo repuesto de haber leído la patética lamentación cervantina sobre llevar una vida que se acaba a lomos de un deseo que no cesa me llama la atención el comentario que le sigue, sobre la no menos doliente preocupación de Cervantes por no poder completar la obra que debe a su mecenas. Tal sentido de la obligación para con su patrón debe nacer de una todavía más alta conciencia de servidumbre a esa República de las Letras formada por tantos monarcas absolutos como firmantes.

    Quien haya sido sujeto de mecenazgo quizá se haya librado de las no pocas penurias a las que ha de someterse quien toma el camino de la oficialidad, que para el escritor contemporáneo (como para el pintor o el vendedor de fresas) se sustancia en la pedestre petición de subvenciones de todo tipo y forma ofrecidas por las agotadoramente innúmeras instituciones estatales. Es bien conocido que son pocos los escritores de fuste o los juntaletras de provincias de hoy en día que no reclame para sí el pomposo título de "representantes de la cultura" y que en consecuencia se consideren dignos de reconocimiento, pecuniario y laudatorio por partes iguales, con independencia del juicio que se pudiera hacer sobre su obra o sobre su persona, asuntos a tratar a posteriori.

    La posición de predominio sobre el común de los mortales en la que se sitúa el peticionario medio de subvención cultural contrasta vivamente con la doliente entrega del Cervantes moribundo que se nos describe arriba, y quizá tenga un lejano origen en esa ruptura hegeliana que supuso la subjetivación del arte y la subsiguiente remisión del valor artístico no a la obra sino al artista, que pasó a ser considerado como tal por el simple hecho de satisfacer los mandatos teóricos sobre el arte... que él mismo componía a modo de catecismo privado, como fue el caso paradigmático de las vanguardias. Ese "yo me lo guiso y yo me lo como" está a la orden del día puesto que apenas queda traditio en el ámbito de lo público a la que someter a obra y autor. Por ejemplo, al modo en el que Plinio el Joven y sus no pocos amigos sometían sus poemas y discursos judiciales al leerlos en la plaza pública, donde podían ser acogidas con halagos o con bostezos antes de ser publicados bien por el propio autor, bien por el mecenas cuyo interés había suscitado la lectura.

    No se me ocurriría jamás afirmar que todo el que se pone en la cola de la ventanilla de las subvenciones sea inferior en nada a quien se somete a tribunales más altos que los que determinan la valía de alguien según la cuantía disponible en impuestos o el grado de parentesco con algún concejal, pero lo que sí me atrevo a decir es que en pocas ocasiones he podido practicar el mecenazgo (dicho sea no con envanecimiento sino con sentido de deuda porque no fueron más), pero todas ellas agradables, y tuve la fortuna de cruzarme con gentes educadas y entregadas a la necesidad que les acuciaba y que se presentaron voluntariamente ante un tribunal que yo, por saberme poco dotado para el juicio, siempre trasladé a mis superiores, fiándome tanto de mi intuición como de su dictamen. Ese agradable recuerdo la ha convocado hoy la lectura de las acertadas palabras de don Santiago sobre ese Cervantes al que se le escapaba el alma y aun así reclamaba clemencia de su patrón por una obra que quedaría inconclusa.

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  3. Si no estoy mal informado, la diferencia de calendarios de entonces entre Inglaterra y España hizo que el 23 de Abril de 1616 correspondiera a nuestro 3 de Mayo. De ser así, Cervantes no murió, como aquí se dice, "poco más de una semana después de William Shakespeare", sino exactamente 12 días ANTES que él.

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    1. Tiene usted razón, Cervantes murió doce días antes que Shakespeare, y no "poco más de una semana después de William Shakespeare", como dice el Prof. Canavaggio en su libro. Sin duda se enredó con las diferencias entre el calendario juliano que se seguía usando en Inglaterra y el gregoriano que ya se había adoptado en España. Pero reconozco que yo debería haber verificado ese punto antes de citar el párrafo de su biografía de Cervantes.

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  4. Disculpe D. Santiago, le dejo este poema de Pablo.


    https://pagmalmierca.wordpress.com/2016/05/11/quien/#comments



    Un abrazo. Teresa.

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  5. ¡Grandiosa Inteligencia la de Cervantes, no sabemos dónde se encuentra la Inteligencia actual pero se la espera!

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