Marqués de Tamarón || Santiago de Mora Figueroa Marqués de Tamarón: La cursilería, enfermedad terminal de los demagogos

miércoles, 18 de agosto de 2021

La cursilería, enfermedad terminal de los demagogos


 Trente-cinq têtes d 'expression, por Louis-Léopold Boilly 

   Te quiero, Zapatero, bambi de acero le gritaban las masas entusiastas al Presidente del Gobierno el Domingo 23 de Abril del 2006, en el acto conmemorativo de sus dos años en el poder. Radio Nacional de España, añadiendo exquisita pedantería a la cursilería, dijo ese mismo día que aquello había sido la catarsis del PSOE en torno a Zapatero. Es de suponer que querían decir la apoteosis

   Al mismo fenómeno se refería Leopoldo Alas, Clarín en Palique (1894): 

   "Lo que quiere hacer el P. Muiños es una especie nueva de simonía por la que no se puede pasar. En el mundo ha habido muchas clases de religión; las ha habido absurdas, en la forma a lo menos, terribles, inhumanas, pero jamás ha existido una religión... cursi. Una religión cursi no podría vivir ni un día. Los ídolos de fuego abrasando a los niños inocentes son horrorosos, pero no son cursis. Aquellos dioses, hasta ridículos en la forma, que vio Loti en Kioto, y de los que se reían los mismos japoneses, eran ridículos... pero no cursis. 

    Lo cursi en la religión nacería si se dejara arraigar el nuevo jesuitismo de bajo vuelo y contrahecho que, imitando antiguas sutilezas y habilidades que no comprende, quiere conquistar las almas por el similia similibus, descendiendo, y ahí está lo malo, a atemperarse a los usos y a las ideas y sentimientos de la necedad, como si en la necedad la fe de Cristo pudiera recoger algún fruto."

   Más reciente es la lluvia de neologismos más o menos fantasiosos que abundan en las declaraciones y conversaciones de políticos de toda laya. Por ejemplo, esta interesante declaración de nuestro Presidente del Gobierno: 

 "Hemos sido siempre solidarios y también queremos ser responsables con los movimientos secundarios. No somos ajenos y somos empáticos a la situación que atraviesa ahora mismo Alemania."

   Pedro Sánchez, en rueda de prensa el 29 de Junio de 2018. 

  Se conoce que le ha cogido gusto a la palabra empático, que por cierto no figura todavía en el diccionario de la Real Academia aunque empatía sí. 

   Tras declarar su empatía a la Sra. Merkel en Junio de 2018, se declaró también al Sr. Trump en Julio: 

   "Somos empáticos con la demanda que plantea la administración norteamericana, pero para ser justos, es evidente que España es un país fiable, comprometido con el vínculo transatlántico y muy activo en misiones internacionales, ya sea en el Báltico, Turquía o Irak."

    Este párrafo no quería más que excusar a España de ser el país miembro de la Alianza Atlántica que menos se gasta en Defensa. Para ello basta con declararse empáticos. La cursilería es irresistible, y más aún si va reforzada por la pedantería, en labios de un demagogo.

   Aunque bien mirado se corre el riesgo de que la cursilería termine con los propios demagogos, en un accidente laboral.


3 comentarios:

  1. Permítame esta cita sin más adiciones, pues como rezaba el artículo 3º-II-2 de las antiguas Ordenanzas Generales de la Armada firmadas en 1793: «el que ignora no puede mandar y si algún acaso le pone en cargo superior a su inteligencia, estará en el continuado desaire de darlo a conocer a sus inferiores, y en igual riesgo de perder su estimación»

    A su servicio.

    ResponderEliminar
  2. Sí, la cursilería es irresistible y gusta a pedantes y demagogos.
    Rousseau era las tres cosas a la vez y parió la Revolución Francesa.
    En cuanto a Stalin, “sus ojos castaños son en extremo juiciosos y suaves. Un niño querría sentarse en sus rodillas y un perro querría acurrucarse contra él”, según Joseph Davies, Embajador de los Estados Unidos en Moscú.
    Quizá por eso Antonio Machado sentenció “cuando triunfe Moscú, no lo dudéis, habrá triunfado el Cristo”.
    ¿Quién da más?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Solo los Roussonianos y los stanlinistas superan los originales en tan singulares destrezas. Lo que no entiendo es la razón por la que Machado se quedó en Francia pudiendo ir al cielo soviético con Stanlin por anfitrión.
      Así nos va.

      Un saludo

      Eliminar

Comentar