Marqués de Tamarón || Santiago de Mora Figueroa Marqués de Tamarón: El Rompimiento de Gloria, entre líneas y a contracorriente

jueves, 30 de agosto de 2018

El Rompimiento de Gloria, entre líneas y a contracorriente



ABC,  SÁBADO, 25 DE AGOSTO DE 2018


Los únicos elogios que valen la pena son los inmerecidos. Como el arriba reproducido, fruto de la generosidad de Ramón Pérez-Maura, ex abundantia cordis. Pecaría yo de desagradecido si no le señalase un mínimo error producto de su misma generosidad, que él atribuye  al resto del género humano. Incluso a los Ministros de Hacienda. Ocurre que del precio de venta al público de los tres volúmenes de mi Entre líneas y a contracorriente, que es 138,32€, al autor le corresponden 72 céntimos. Pero esos tres cuartos de euro no son netos sino brutos, con lo cual el recién desaparecido Sr. Montoro me hubiera dejado menos de medio euro. Y la recién llegada Sra. Montero, si aciertan los augures, me dejará aún menos.  Por eso aconsejé a los asistentes a la presentación de la obra que no la comprasen. Espero – por vanidad, no por codicia – que no todos me hagan caso. En papel, esta bitácora 2008 – 2018 tiene unos índices, prólogos y dedicatorias muy sustanciosos.

Menos importante, por ser asunto político y filosófico, es la referencia a mi entrevista en El País a raíz de mi nombramiento como Director del Instituto Cervantes en 1996. Acabo de comprobar que no me definí como “reaccionario”, sino que dije “Hombre, yo no soy políticamente correcto en nada”. Pero estoy seguro de que me habré definido más de una vez como reaccionario, puesto que mi maestro es Nicolás Gómez Dávila, que también se consideraba reaccionario, “actitud donde puede hermanarse un Goethe a un Dostoievski”, y dejó muy claro en su ensayo El reaccionario auténtico el pensar y el sentir de esa tribu bastante escéptica y muy pacífica donde muchos de nosotros hallamos nuestro hogar casi desde niños.

Por último, lo menos importante, tan sólo gajes del oficio. Es cierto que fui Embajador en Londres hasta que Zapatero ganó las elecciones tras el 11-M. Pero no esperé a que él accediese a la Presidencia del Gobierno español sino que pedí el relevo (entiendo que un Embajador, como un militar, no puede dimitir) al Gobierno de Aznar explicando mis motivos, tan sencillos como que no quería estar ni un día a las órdenes de un gobierno cuyo proyecto político no podía compartir. Conseguí cumplir con todas mis obligaciones y despedidas (salvo pasar ese fin de semana en Windsor, donde estaba invitado desde mucho antes por la Reina Isabel II)  y salir de Heathrow en la mañana del sábado 17 de Abril de 2004 , creo que 20 minutos antes de que el Sr. Rodríguez Zapatero llegase a la Moncloa.

Así es que tan sólo me queda agradecer de nuevo a mi amigo y compañero de la república de las Letras  su benévola pero lúcida reseña. Entre otras virtudes tiene la de ayudarme a aclarar mis recuerdos algo más que entre líneas y sin dejar de ir a contracorriente.

3 comentarios:

  1. Pude permitirme el lujo de no hacer caso al consejo de mi admirado amigo y compañero Santiago Tamarón de no comprar su último libro, gracias a la espléndida pensión de jubilación con la que nuestro Estado premia mis 45 años de initerrumpido servicio a España. Tanta munificencia me ha permitido disfrutar, entre líneas y a contracorriente, de tan extraordinaria bitácora y reencontrarme con El Rompimiento de Gloria, para mí una de las mejores novelas en español de los ültimos veinticinco años.
    Por ello, el pasado día 25 me produjo grande contento el estupendo artículo de Ramón Pérez-Maura en ABC, glosando brillantemente la obra y dándola a conocer, sin duda, a muchos lectores de su periódico y de sus columnas.
    Asimi smo, ayer he leído el atinado y cordial agradecimiento de Santiago y he apreciado especialmente el párrafo referido a nuestros gajes del oficio, que creo tiene importancia, porque precisa los hechos y los tiempos de su salida de Londres, sobre la que, incluso en nuestra Casa, ha habido versiones inexactas, quizá por una cierta confusión no necesariamente inocente y a la que a lo mejor no fue ajeno el Ministerio entrante, por no hablar de otros, incluyendo algunos del saliente, a los que la decisión de Santiago Tamarón ponía ante un espejo que reflejabauna imagen no muy halagadora
    Juan M. de Barandica

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  2. Disculpe D. Santiago, cuando los criterios de los abuelos que son los mejores periodistas concuerdan con los criterios de las abuelas que son las mejores profesionales es una maravilla hasta D. Javier está sonriendo y todo.


    Saludos Cordiales. Teresa.

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  3. Don Santiago, En el desolador panorama que a mi juicio nos toca estar, Usted es una referencia de acierto y saber hacer. De estar con mando en plaza, por ponerlo marcial, egregios- como Tamarón- y no simplones, otro gallo cantaría, y nos libraríamos de memeces, estupideces, y listillos. Siga siempre testigo y parte de lo Alto, de lo firme, y de lo verdadero, en gramática y en lo que cuente y sea.
    Un saludo y siempre a su servicio, agradeciendo haber sido nombrado por usted en público, en tanto comentarista de esta bitácora.

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