Hombre a la vez provocativo y afable en cualquiera de las tres lenguas en las que lo he oído hablar, Felipe Fernández-Armesto alcanza el grado sumo en esas dos cualidades cuando escribe. Puede sorprender, desconcertar, incluso enojar a sus lectores, pero es incapaz de aburrirlos. Al igual que su difunto amigo y compañero en Boston (Massachusetts), Samuel Huntington, pero con opiniones diametralmente opuestas, defiende pareceres tajantes con un vigor poco común pero nunca exento de ironía bienhumorada. Ambos fundamentaron sus respectivas visiones de los Estados Unidos de América con sólidos argumentos.
En este su más reciente libro, Nuestra América, el Profesor Fernández-Armesto empieza aclarando que
Los ciudadanos de los Estados Unidos han aprendido siempre la historia de su país como si hubiera ido conformándose exclusivamente de este a oeste. En consecuencia, muchos de ellos creen que su pasado ha creado una comunidad esencialmente -y hasta necesariamente- anglófona, con una cultura fuertemente ligada a la herencia del protestantismo radical y las leyes y valores ingleses. Los inmigrantes de otras identidades han tenido que contemporizar y adaptarse, sacrificando sus lenguas y conservando sólo un sentido residualmente diferenciador de sus peculiaridades en tanto que americanos con doble gentilicio. Los descendientes de esclavos han tenido que someterse al mismo proceso. Los nativos que precedieron a los colonos han tenido que renunciar y adaptarse.
Continúa explicando con datos incontrovertibles que la cultura española ya estaba en lo que hoy constituye los Estados Unidos antes de la llegada del Mayflower y que se extendió del Sur al Norte a la par que la cultura inglesa iba penetrando en la América del Norte de Este a Oeste. Así pues, la cultura hispánica no ocupó el lugar que hoy tiene llevada en el siglo XIX y XX por inmigrantes como los italianos, sino que estaba allí desde mucho antes:
[...] el Estados Unidos hispano abarca más que inmigrantes. Los hispanos precedieron a Estados Unidos en lo que es hoy su territorio nacional. Su presencia ha formado una parte más prolongada de la historia de esta tierra que la de ningún otro intruso del otro lado del Atlántico, incluidos los anglo-americanos.
[...] La repulsa del multiculturalismo -que, hay que admitirlo, no funciona bien, pero debe sin duda ser alabado por funcionar aunque sea mínimamente- ha afectado profundamente a Estados Unidos, donde nunca fue fuerte y donde siempre se ha esperado que los inmigrantes arrojen su singularidad al «crisol». [...] voy a mantener que los estadounidenses no tienen por qué temer ante los cambios que hoy se están produciendo.
[...] Hace ya mucho tiempo que el protestantismo ha dejado de ser una tradición «americana» definidora. [...] Alrededor de una cuarta parte de los ciudadanos estadounidenses son hoy católicos.
[...] La lengua inglesa sigue teniendo gran peso para quienes buscan principios unificadores. [...] El español es ya el segundo idioma de jure en algunas partes del país (aunque, por razones que veremos, dudo que el español vaya a ser tan privilegiado en Estados Unidos como, por ejemplo, el francés en Canadá).
De esta manera, el profesor británico con la mitad de sangre española consigue transmitir una visión optimista y revolucionaria del futuro de los Estados Unidos. Siempre, claro está, que se cumpla con una obligación ineludible:
[...] es evidente que los estadounidenses necesitan repensar su historia para enfrentarse a su futuro.
Quod erat demonstrandum.
Our America
Felipe Fernández-Armesto
W. W. Norton & Company
2014
Nuestra América
Felipe Fernández-Armesto
(Traducción de Eva Rodríguez Halfter)
Galaxia Gutenberg
2014
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