Marqués de Tamarón || Santiago de Mora Figueroa Marqués de Tamarón: Botones de muestra (XXI)

miércoles, 19 de marzo de 2014

Botones de muestra (XXI)

      El profesor Payne trata en este libro con tanta claridad como concisión toda una serie de temas que perfilan la historia de España. Al hablar de España en el Nuevo Mundo se refiere a un asunto clave a mi entender: ¿por qué duró tanto el imperio español en América? Esa es la pregunta a la que, cada uno a su manera, todos los historiadores de esa extraordinaria presencia española en todo un continente han de responder. De hecho, la he ido planteando en las entrevistas a Hugh Thomas, John Elliott y ahora Stanley Payne (la versión corta está al comienzo de esta entrada, para ver la versión completa entre aquí). Sus tres contestaciones distintas me parecen muy clarividentes. La última por ahora es la de Stanley Payne: el imperio español en las Indias duró porque descansaba sobre la creación de una sociedad nueva, mezcla de criollos y mestizos.

     "El imperio en América recibió poca atención y no mucha emigración durante los siglos XVI y XVII, al ser la principal preocupación de la corona la recepción del oro y la plata (sobre todo esta última) que se convirtieron en algo crucial para su hacienda. Se calcula que no más de 300.000 españoles fueron a América durante todo el periodo colonial, aunque no todos los supervivientes del viaje permanecieron allí. Ellos fueron con justeza suficientes para establecer el comienzo de una nueva sociedad híbrida de criollos y mestizos, que, en buena medida dejada a su propia suerte, se mostró de una lealtad y resistencia admirables a través de las vicisitudes del siglo XVII.
     Un número sorprendentemente pequeño de colonos consiguió así un éxito completo en plantar las raíces de una nueva sociedad sin precedentes, pero en tiempos posteriores su desarrollo se hizo crecientemente problemático, al contrario de la exitosa historia de América del Norte. Las diferencias en muchos sentidos eran las diferencias entre la España del comienzo de la época moderna y la Inglaterra del siglo XVII. De hecho, Inglaterra estaba rápidamente adelantando a Holanda como el país más moderno e innovador de Europa, mientras que España durante la era imperial en general fracasó en la lucha modernizadora. El imperio español constituyó un precedente por completo singular al que los ingleses prestaron considerable atención, pero los nuevos "imperios comerciales" de los siglos XVII y XVIII persiguieron diferentes políticas y prioridades.
     El imperio no fue usado como un factor de integración o de construcción nacional dentro de la península, por la sencilla razón de que tal objetivo no existía antes del siglo XVIII, con lo que el imperio quedó primordialmente reservado para castellanos y vascos. De la misma manera, las prioridades de la regulación rígida estatal del comercio (aunque la economía estaba basada en la empresa privada) y el énfasis en la extracción de metales preciosos fueron pensados estrechamente e impedían el uso del imperio para conseguir desarrollo económico en España. Cuando las prioridades cambiaron en la segunda mitad del siglo XVIII, la era del imperio casi había terminado." (Spain: a unique history, pág. 110. La traducción es mía, y seguramente la de la edición española es mejor, pero no la tengo a mano).
      Si algún lector se queda tras estos párrafos con un regusto amargo, piense que la historia no admite excepciones al melancólico principio del omnia pereunt, todo muere, que por cierto formuló San Isidoro de Sevilla. Lo único que cabe esperar es un final digno. Y lo tuvimos.

Spain: a unique history
Stanley G. Payne
The University of Wisconsin Press
2011


España, una historia única
Stanley G. Payne
Temas de hoy
2008

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Botones de muestra: Fernando Ortiz

8 comentarios:

  1. Siempre me gusta su última pincelada, Señor de Tamarón, su último párrafo. Tener dignidad merece la pena.


    Saludos.

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  2. Soy uno de los que se quedaron con un regusto amargo don Santiago, pero de cierto que sus últimas frases, su epílogo, me ha tranquilizado. Cierto es que nuestro Imperio (siempre lo escribí con mayúscula, y quizá yerro) tendrá matices, y cosas mejorables, pero como dice, el resultado cuenta a nuestro favor. Una lengua, más que eso, nuestra esencia, cruzó el océano y prosperó en América. Si las pasiones por el vil metal fueron santo y seña de algunos, también la Fe y la Patria lo fueron de otros. No sé si reina inglesa ha escrito nada análogo al capítulo Xll del testamento de nuestra Señora y Reina Isabel , cuando dice: "(…)por ende suplico al Rey, mi Señor, mui afectuosamente, e encargo e mando a la dicha Princesa mi hija e al dicho Príncipe su marido, que ansí lo hagan e cumplan, e que este sea su principal fin, e que en ello pongan mucha diligencia, e non consientan e den lugar que los indios vezinos e moradores en las dichas Indias e tierra firme, ganadas e por ganar, reciban agravio alguno en sus personas e bienes; mas mando que sea bien e justamente tratados. E si algún agravio han rescebido, lo remedien e provean, por manera que no se exceda en cosa alguna de lo que por las Letras Apostólicas de la dicha concessión nos es inyungido e mandado".
    Si así no se hizo, o se hizo mal, no fue Real voluntad, fue error y por pecado lo cito, pues al fin pecar es errar.

    A su servicio.

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  3. Señor, es más que interesante el hecho de re pensar en estos hechos hoy, y en particular la pregunta específica que ha venido haciendo en las entrevistas.
    Debo decir que de las respuestas que ha recibido hasta este momento, mi favorita es precisamente la que usted tiene por favorita igualmente: el imperio español en América perduró por el hecho concreto de crear esa nueva sociedad de mestizos y criollos que hoy aún permanece.
    De las muchas lecturas y visiones de tan compleja empresa, de sus verdaderos propósitos, de esa leyenda negra que ha mencionado Mr. Payne y de tantos aspectos entre verdades a medias, juicios e ideas leídas y vividas por quienes hemos meditado sobre acontecimiento histórico definitivo de hace 522 años, puedo decirle hoy finalmente que concluyo, que lejos de la perfección de los hombres que cometieron ese encuentro, es quizás esto algo de los más maravilloso que le ha podido pasar a la historia de la humanidad en muchos siglos.
    Valdría muchísimo la pena seguir con esta pregunta y con otras que al tema atañen para continuar profundizando y escudriñando en este debate que nos enriquece hoy. Por tanto señor le animo con fuerza a que siga con este propósito. Todo cuanto podamos saber y conocer sobre el tema de la mano de quienes con coraje e inteligencia se han dedicado a estudiarlo sólo podrá darnos más luz para discernir y direccionar nuevas perspectivas que asentar y revisar. Desde la sobria mirada de esta descendiente de esa sociedad de criollos y mestizos, no dejo de pensar un instante que más allá de lo que fueron esos hechos, hay dos cosas que cambiarían el destino para siempre de esos pueblos y civilizaciones para transformarse en eso enorme y vasto que se llama Hispanoamérica hoy: el contarnos la existencia de Cristo y la hermosa lengua que nombro ese nuevo mundo.

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  4. Un imperio auténtico puede ser muchas cosas: despótico, clasista (más aún, articulado en castas), pero nunca racista. Al contrario, tiene que integrar las clases dirigentes de dominios anteriores mediante cruces como los matrimonios griego-persas en época de Alejandro Magno, o los enlaces entre visigodos e hispano-romanos, españoles y aztecas o españoles e incas.

    Por eso el Tercer Reich, con su miserable obsesión racista, nunca hubiera sido un imperio auténtico aunque hubiese durado los mil años a los que aspiraba. Alguien dijo que la mejor salvaguardia contra el racismo no es el igualitarismo (que al final queda circunscrito a la raza supuestamente superior) sino el clasismo. Interracial, por supuesto.

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  5. Como bien dice Mr Payne en la entrevista, la historia de hombre está llena de paradojas. Dado el limitado número de colonos españoles, el mestizaje fue fundamental para el mantenimiento y la duración del imperio español.
    Pero quizás las élites no apreciaban dicho mestizaje como debieran.
    En la Guatemala del sXX, la clase dirigente, un poco o un mucho mestizada, procuraba casar a sus retoños con los hijos e hijas de los prósperos colonos alemanes. A esta política de hipergamia la llamaban coloquialmente, "echarle leche al café".

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  6. Señor Tamarón, para cuando la próxima entrada? No nos deje así sin más, sus lectores queremos saber de este tema y de muchas cosas más.

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    1. Gracias, estimado Anónimo. Me estimula y me halaga su exhortación a que publique más en esta bitácora. También me inquieta. Al día de hoy he publicado 241 entradas y 895 comentarios enviados por los lectores, quienes por lo demás han visto 131.497 páginas. Mi trabajo (a medias por altruismo y a medias por vanidad) ha supuesto un par de miles de horas, y no hablo del dinero por un resto de pudor. He publicado unos ocho libros, ninguno de los cuales ha merecido ventas notables. Tengo otro empezado y desatendido por falta de tiempo.

      Le aseguro, por usar una expresión vulgar, que estoy pedaleando lo más deprisa que puedo. Y le agradezco de nuevo su afectuoso interés.

      Tamarón

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    2. Bueno don Santiago, lo que ocurre es que a pesar de la saturación que hay por doquier de casi todo -información, opinión..- La calidad es tan escasa que cuando se encuentra uno con usted se agradece tanto que la más leve ausencia se hace larga. Como es el comentario de anónimo un elogio y una expresión de gratitud, en este sentido me sumo al mismo.
      Siempre suyo,

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