Marqués de Tamarón || Santiago de Mora Figueroa Marqués de Tamarón: Tamarón, Marqués de Tamarón

domingo, 9 de marzo de 2008

Tamarón, Marqués de Tamarón

Columna de Javier Puebla acerca del Marqués de Tamarón, publicada en Septiembre de 2006 en Cambio16

Tamarón, Marqués de Tamarón

Extracto:

Creo que va a ser para mí un placer esta columna, y espero que para el lector resulte también un placer el leerla. Esta columna trata sobre un descubrimiento. No el descubrimiento de un lugar o un hito científico, sino el -en teoría- más sencillo y asequible descubrimiento de un pensador, de un escritor, de una persona. Porque esas son para mí las tres palabras que definen a Santiago de Mora-Figueroa, Marqués de Tamarón . Este verano su libro El Guirigay Nacional me ha acompañado durante muchas mañanas, tardes y noches; me ha hecho pensar, reír, indignarme, abrir los ojos incrédulamente y hasta me ha inspirado un par de relatos. Pero en el libro no sólo estaba la inteligencia indudable de Tamarón, su ironía (que yo, asilvestrado, calificaría de inglesa, pero que sin duda es más bien andaluza), su humildad (“como el maestro Ciruela, que sin saber leer montó escuela”) y su amor por el lenguaje, que comparto; había aún más, ya digo, en ese libro de ensayos que se publicó por primera vez en 1988 y que ahora ha vuelto a editar, corregido y aumentado, la editorial Áltera.


© Javier Puebla
Marqués de Tamarón 2008

3 comentarios:

  1. No ha pasado el tiempo por "El guirigay nacional" , la sonrisa cómplice salta sola y la risa inevitable provoca miradas curiosas... ¿que leerá éste?

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  2. Yo creo que el mejor artículo es el que cierra el guirigay...
    Se imagina uno a Tamarón en su biblioteca gaditana, sincerándose y pidiendo disculpas a los severos testigos por dejarles descansar en las estanterías y utilizando la canícula como escudo natural...

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  3. Puebla releja muy bien esa zozobra que tiene el lector al intentar etiquetar al Marqués de Tamarón escritor, como anglófilo o andaluzófilo y perdón por el palabro, pero me apetecía ponerlo.

    Nuestros clichés son predictivos y eso nos da seguridad, pero sospecho que nuestro Marqués se divierte jugando con ellos al desconcierto y provocando la reflexión: todo se puede pensar de varias maneras.

    Estas fintas del punto de vista de Tamarón del humor inglés al andaluz no me parecen sólo recursos literarios para aligerar la lectura o provocar la sonrisa cómplice, creo que los utiliza hábilmente para encaminar al lector hacia el regreso a su olvidado sentido común, que es tanto angloandaluz como universal.

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